El Borrador N º, 28 DIARIO DE AVISOS

Julius von Minutoli nació el 30 de agosto de 1805 en Berlín. Animado por la gran formación artística de su padre, estudió derecho y diplomacia en Berlín y Leibzig e hizo el doctorado en derecho en 1831. Ya en 1830 desempeñó el cargo de asesor del Tribunal de Apelación del Gobierno de Koblenz al servicio del Estado de Prusia. En 1939 fue nombrado presidente de la policía y jefe de distrito de Posen (hoy perteneciente a Polonia). Su carrera como hombre de estado fue fulminante. En 1847 Minutoli dejó su puesto en Posen con 5 condecoraciones de ciudadano honorario -hecho que demuestra la estima de la que disfrutó en la provincia-para hacerse cargo del puesto de presidente de la policía de Berlín por voluntad expresa de Federico Guillermo IV. Pero, su posición muy expuesta en la vida pública de Berlín le asignó un papel destacado en los acontecimientos revolucionarios de marzo de 1848. Con frecuencia Minutoli intentó mediar entre los partidos durante la guerra civil con su entrega personal y directa para evitar la escalada de violencia. El 19 de marzo ­con la aprobación de Frederico Guillermo IV-formó la milicia berlinesa y fue elegido su primer dirigente, pero ante los graves acontecimientos dimitió el 4 de abril de 1848, por graves acusaciones contra él.

Sin embargo, años después escribió a diferentes ministerios, solicitando su restitución al servicio del Estado, apoyándose en la confianza asegurada por Federico Guillermo. Finalmente en el año 1851 sus esfuerzos tuvieron éxito. Julius von Minutoli fue nombrado cónsul general de Prusia en España y Portugal. En Barcelona y Madrid, Munitoli desarrolló una intensa actividad en pro del comercio prusiano y el intercambio cultural -acompañada por numerosas publicaciones-.

Cuando el Gobierno de España envía en 1853 al comisario real Vargas para recorrer el archipiélago, analizar los efectos de la aplicación de los puertos francos en el año 1852 y examinar la situación económica de todos los lugares y en base a ello tomar medidas de mejoras, Julius Minutoli vino con él. Los dos visitantes recorrieron las islas con el capitán general, representaba la más alta instancia militar y civil. Basándose en fuentes oficiales y en su propia experiencia, Minutoli escribió el interesante libro Die Canarischen Inseln, Ihre Vergangenheit und Zukunf (“Las Islas Canarias, su pasado y futuro”), publicado en Berlín, 1854, el cual se lo dedicó a la reina Isabel II, y aún no traducido al español. Mantuvo relaciones con Sabin Berthelot, George Mac-Gregor y Francisco Escolar y Serrano, quienes les proporcionaron los registros de temperaturas como muchos más datos de carácter histórico, económico y ssocial.

Los escasos dos meses que Minutoli estuvo en las islas le bastaron para hacer un completo retrato de la sociedad canaria de aquel tiempo. Se tomó la molestia de estar siempre en contacto con todos los estratos sociales y da pruebas de ser un audaz observador.

En su trabajo se encuentran datos demográficos sobre la población de cada pueblo e isla. Para no ser excesivamente pesado expondremos los indispensables. La población total en 1853 era de 241.335 habitantes, de los cuales, 131.920 eran mujeres y 109.415 eran hombres. De los hombres la mitad eran ancianos, niños o minusválidos; 12.470 prestaban servicio en la milicia o marina; de ello se infiere que el número de hombres con capacidad laboral era de

42.515.

Un capítulo entero, el séptimo, lo dedica a la organización militar, la institución eclesiástica, la justicia, administración y la educación. Según Minutoli, la organización del ejército se basaba en una milicia provincial de casi 1.000 soldados profesionales. En 1844 la milicia fue reorganizada en 8 batallones, de los que 3 o 4 de ellos celebraban ejercicios conjuntos. Minutoli insinúa que con la creación de la milicia provincial la defensa de las islas montañosas fue cedida a los isleños, ya que “conocían las cumbres, barrancos y pasos, además porque eran los mejores escalando, saltando y corriendo”. En 1853 Minutoli tuvo la posibilidad de acompañar al capitán general, José Lavina, en los ejercicios de la milicia. Para él, el rendimiento de los hombres era bueno, pero calificó de malo el estado de las armas y piezas de artillería.

El germano se mantiene crítico con la aplicación de los puertos francos, ya que para él las medidas no favorecían a la población en general.

Apenas estuvo Minutoli encargado de la embajada de Prusia en la Península Ibérica. A finales de 1859 es nombrado embajador en Persia, partiendo para Teherán a principio del siguiente año. Su objetivo era investigar las condiciones para el comercio con Persia. Pero cuando llevaba un año en su nuevo destino, falleció el 5 de noviembre de 1860 en Caravanserallo Khaneh Zenjahn, Schiras.