INFORME RELATIVO A LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA HACIENDA EL ROBADO EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE PUERTO DE LA CRUZ

 El Robado era uno de los pagos del municipio del Puerto de la Cruz dedicado al cultivo del vino en los siglos XVII y XVIII como el resto del Valle de La Orotava. Entonces había tres clases de vinos: malvasía, canary sack y vidueño, llamado también verdona, o vino verde. Por la situación de El Robado y siendo de la familia Cólogan muy posiblemente los viñedos fueran de malvasía , cultivado también en el noroeste de Tenerife (Buenavista, San Juan de la Rambla y la comarca de Daute). El malvasía y el canary sack eran considerados como los de mejor calidad. Estos dos tipos de vinos los adquirían los mercaderes holandeses e ingleses y los exportaban a Europa, fundamentalmente a Inglaterra, el principal consumidor, desde los puertos de Garachico y  el Puerto de Orotava, hoy Puerto de la Cruz, «el puerto más importante de la isla y donde residía una pequeña colonia inglesa y el consulado inglés». El Puerto de La Orotava era por aquellos años una de las puertas del mundo. Era entonces la ciudad canaria que, sin duda, recibía cada año más visitantes extranjeros. Pronto la colonia inglesa se convertiría en hegemónica. Los ingleses no venían solo por los vinos. Aprovecharon el régimen privilegiado del archipiélago en el comercio con las Indias Occidentales para adquirir en las islas los productos exóticos americanos y la plata acuñada en el Nuevo Mundo. Desde muy temprano fueron acreedores de muchos labradores y cosecheros, a los que por razones de liquidez les proporcionaban dinero en metálico, valiosas obras de arte o géneros manufacturados como.

Las restricciones impuestas por el monopolio andaluz al comercio con la América española, la prohibición del comercio directo con las colonias inglesas de ultramar decretado en 1663/1665 por Inglaterra,  así como las ventajas concedidas por la misma Inglaterra a los vinos portugueses, provocan una seria crisis a la comercialización de nuestros caldos. Como consecuencia de la pérdida del mercado inglés, se ausenta del Puerto de la Cruz gran número de mercaderes extranjeros. A pesar de ello, la producción vitivinícola se mantendría durante el siglo XVIII, ahora comercializada hacia América, África  y otros puntos, y en menor medida el malvasía.  Estuvo plantado de viñedos y con la explotación de la cochinilla durante gran parte del siglo XIX se plantó pencas de tuneras para la cría del insecto. Era propiedad de D. Tomás Fidel Cólogan y Bobadilla de Eslava, marqués de la Candia, medía 110.214 m2. En su interior contenía una casa terrera de unos 328 m2,  casi seguro que se trataba de la vivienda del jornalero encargado de la finca. Estaba señalada con el número uno. Limitaba al este con el Barranco de Martiánez; por el oeste con los terrenos de D. José Nemesio Velasco y D. Cristóbal Álvarez de Ledesma; por el norte con la hacienda de D. Charles Smith y D. Domingo Bethencourt, y por el sur el camino que conducía a San Antonio, que por aquel entonces se le llamaba Risco de Oro (hoy Las Tapias), y terrenos de D. José Nemesio Velasco. El pago estaba cruzado por un callejón de norte a sur (hoy calle Bélgica) que partía desde la calle Valois. Después del fallecimiento de D. Tomás Fidel Cólogan, su esposa Dª Laura Cólogan Heredia e hijos venden al coronel D. Owen Peel Wethered, de 53 años, natural de Great Marlon, condado de Buckingham (Inglaterra), 100.909 m2 por la cantidad de 2.014,4 libras, unas 27.700 pesetas de entonces.

 A medida que van pasando los años D. Owen Peel Wethered continuó comprando propiedades a otros particulares lindantes, hasta convertir la extensión de El Robado en 21 fanegadas. Todo lo que hoy es San Fernando, parte de La Chiripa, trasera de Miramar sería su extensión entonces. La entrada a la hacienda era por la calle Suiza y comenzaba en la confluencia de la que es hoy la calle Dinamarca.

El señor Wethered dedicó todas sus tierras al cultivo de cebollas y cebollinos, considerado ambos los mejores del mundo, tal como se aprecia en la foto con el inglés D. Ernest Uren, encargado de las plantaciones. En Inglaterra era usada como condimento en carnes, sopas y para la elaboración de salsas picantes como la Sauce Robert que acompaña a la carne de cerdo y la  Sauce Soubine  para las chuletas de cordero. Se cultivaba mucho más en invierno en zonas de costa y en terrenos de regadío. El negocio que suponía la exportación de este bulbo era grande. Se exportaban semillas de cebollas y cebollinos a Texas, en sus tres variedades cuidadosamente cultivadas: la Yellow Bermuda, la Red Bermuda y la Cristal Wax. La más cosechada era la Yellow Bermuda. Prácticamente, excepto la parcela del jardín y la casa, todo El Robado (la Chiripa, San Fernando, Risco de Oro y alrededores hasta el final de La Sortija) era plantación de cebollinos. Era también muy cosechada en Arafo y Güímar, cuya producción era adquirida por los comerciantes británicos. Gran parte del almacén que tenía la casa comercial Reid en la esquina de la plaza de la Constitución del Puerto de la Cruz estaba dedicado al almacenamiento y  selección de los cebollinos. Compraba casi la totalidad  de la producción de los cosecheros entre ellos los del coronel Wethered y en su almacén eran seleccionados cuidadosamente. El proceso de selección era tan riguroso, que las semillas eran celebradas en todo el mundo por su alta calidad. Se exportaba fundamentalmente a Texas, y en menor cantidad a Filipinas. La plantación de cebollinos llega prácticamente hasta la casa, que incluso sobrepasa la altura de la planta baja.

 LA CASA Y EL JARDÍN

 A la altura de la calle Suiza, aprovechando que había una explanada de aproximadamente unos 8.000 m2, casi en lo alto de todo El Robado, el coronel Wethered mandó construir su hermosa casa de dos plantas enteramente de piedra de cantería local y con pizarras para el tejado importadas de Gran Bretaña. Era de estilo medieval victoriano inglés o neogótico colonial, casa compacta, sin patio central, con planta cuadrada y con  los suelos de madera, como suelen ser las casas inglesas. El espacio libre y galerías daban al exterior. Cubiertas con gran inclinación y riostra proyectada a fachada de alto-voladizo de madera, también muy pronunciado. Sostenido debajo del alto-voladizo tienen un listón liso. Detalles todos del más puro estilo gótico anglosajón, con utilización de mucha madera y techos bastante inclinados.  La casa principal estaba señalada con los números 1 y 2 del callejón del Robado, hoy calle Bélgica. Algunas de las construcciones erigidas por el señor Wethered aún se conservan: la nº 3 destinada a cochera; la nº 5 destinada a guardar utensilios y aperos de labranzas; la número 6 destinada a caballeriza; la número 7 a vivienda. El resto de las construcciones levantadas en El Robado,  la nº 8 destinada a utensilios agrícolas; la nº 9 a almacén; la nº 10 a usos agrícolas; la nº 11 cuadra de caballo; la nº 12 para almacén de herramientas agrícolas, y la nº 13  destinada a maquinaria elevadora de agua destinada a usos agrícolas, han desaparecido.

Las casas principales que actualmente se conservan en mayor o menor medida  son bellos ejemplos de lo que podemos denominar arquitectura colonial importada.

El señor Wethered formó dos jardines. Uno era un jardín tradicional con pasillos confluentes a una fuente central, plantado de las más diversas clases de flores, además también tenía plantadas parras de vino e higueras y debajo de la casa tenía un huerto donde había plantadas tubérculos y verduras.

Otro de césped estaba dedicado a terrenos de recreo donde se podía jugar al croquet perfectamente y al juego de los bolos. Esta llanura de césped la formó sobre los terrenos de cebollinos que la foto del ANEXO II nos ilustra. Para ello hizo cierto desmonte de tierra para dejarla en la cota de la planta baja de la casa, de tal manera que consiguió una buena extensión para convertirla en zona de juegos y recreo, como ilustra la foto ANEXO IV, miembros de la comunidad británica asistiendo a un té. Más allá había una cancha de tenis de cemento.

A la casa se llegaba por una única vía que existía para carros (hoy la calle Suiza). La puerta de entrada a la hacienda se ubicaba  poco después del Camino de las Sortijas. La actual calle Bélgica era solamente un camino que atravesaba la hacienda.

Las casas, los jardines y las huertas cultivadas de cebollinos constituían una unidad indivisible, como hemos indicado; lo que hoy San Fernando, parte de La Chiripa, trasera de Miramar hasta la entrada a la hacienda por la calle Suiza. D. Owen Peel Wethered murió en la casa de El Robado a la edad de 70 años el 13 de abril de 1908. Se quedó encargado de las plantaciones el inglés D. Ernest Uren, que había participado en la construcción de la casa y vendido terrenos a su compatriota D. Owen Peel Wethered.

Tras la  muerte del señor Peel Wethered heredó la hacienda se esposa, Dª Frances Alice Wethered, y sus siete hijos. En el segundo lustro de los años veinte, los herederos comienzan a dividir la hacienda vendiendo parcelas por separadas y la hacienda matriz (casas, jardines y terrenos) en unión con otras la venden al matrimonio británico D. Caryl John Ramsden y su esposa Dª Madge Adell. El matrimonio Ramsden era muy mayor y en 1927 decide venderla a D. Carlos Hernando Fitz-James Stuart y Falcó, 15º duque de Peñaranda del Duero, Grande de España, 11º conde de Montijo, 13º marqués de Valderrábano, gentilhombre de cámara del rey Alfonso XIII, nacido en Madrid el 3 de noviembre de 1882. Falleció en la Guerra Civil española en Madrid el 7 de agosto de 1936, residente en Cáceres, hombre que tenía 40 casas alrededor del mundo. El duque y la duquesa Dª María del Carmen Saavedra Collado, 13ª marquesa de Villaviciosa, con su hijo, vivieron temporadas en la casa. Dª María del Carmen de Saavedra y Collado y su hijo D. Hernando Alfonso Fitz-James Stuart y Saavedra, 16º duque de Peñaranda, venden la hacienda al comerciante de Santa Cruz D. Miguel Rodríguez Cervantes, creemos en 1944. La familia Cervantes, a su vez, la traspasa a la familia Capdevila de Barcelona, quien en unión con algunos comerciantes y contratistas locales forman la Sociedad “Ciudad Jardín de San Fernando Sociedad Anónima” y a continuación pasa a ser denominada la “Internationaler Inmobilien Und Verwaltung Trust Reg.”, la compañía mercantil “Apartamentos Puerto Camino Real, Sociedad Anónima” y otras, que no nos detendremos por estar fuera de interés para el presente informe.

El resultado es que a partir de los años 1961, 1962, 1963 la finca El Robado comienza a segregarse solares con cabida que oscilan entre los 400 y 5.000 m2 para la construcción de viviendas  particulares, apartamentos y otras construcciones. Y como consecuencia la extensión del actual El Robado es tan solo de 16.000 m2 de las 21 fanegadas que llegó a tener D. Owen Peel Wethered.

Este perímetro, al cual ha quedado reducido el actual El Robado, es necesario analizarlo desde perspectiva histórica para poder valorarlo en su justa medida, pues el mismo ha sufrido modificaciones sustanciales.

La única fuente escrita de su descripción en los años de D. Owen Peel Wethered es la redactada por D. Osbert Ward en su libro The Vale of the Orotava. Fue escrito en 1902, cuando contaba con 46 años, y publicado en Londres al año siguiente. El señor Ward llegó a finales del siglo XIX al Puerto de la Cruz y después de hospedarse en el Hotel Taoro durante varios inviernos decidió permanecer en el lugar por el resto de su vida hasta que la muerte le sorprendió el 23 de julio de 1949 cuando rondaba los 93 años. The Vale of the Orotava es el único libro que trata de la formación y desarrollo de la comunidad británica en el Puerto de la Cruz. De hecho participó activamente en ella y cuando la British Library comienza su andadura lo designaron a él bibliotecario. Sobre él me he basado yo para describir lo que es hoy El Robado, como todos los que nos hemos acercado a su estudio. Ward dice sobre El Robado:

 “El Robado es extraordinario por haberse construido y diseñado completamente de la nada. Cuando el Coronel Wethered compró el terreno en el cual se levantan su casa y jardines, era solo un trozo de “malpaís” (suelo áspero y con piedras) con, únicamente,  unos escasos viñedos e higueras que crecían en él. El solar fue especialmente elegido por sus vistas magníficas y ubicación saludable. Permanece en el curso de un torrente de lava que viene de la Montañeta y fluye hasta el mar, formando al enfriarse ese espolón en el cual hoy se levanta el English Grand Hotel. A la casa se llega por una vía para carros que conduce a la parte alta de la carretera del Grand Hotel. La portería y luego los establos están, hacia arriba, subiendo por el camino. Las vistas desde el jardín hacia el este a lo largo de la costa y, mucho más cerca, encima del barranco, a La Paz y los Jardines Botánicos son espléndidas. No menos maravillosa es la vista hacia arriba a la Villa y más allá en la parte alta de las montañas maravillosamente bañadas por el rico color rojo de la luz de la puesta de sol. Tales vistas no se superan en cualquier parte. Ninguna otra vista ha impresionado algunas veces al escritor tanto, excepto quizás la puesta de sol en los acantilados que contienen las Tumbas de los Reyes, observadas a través del Nilo desde Luxor (antigua Tebas). El Coronel Wethered encontró, tan pronto como empezó a nivelar el terreno y hacer sus jardines, que cuando la lava se quitaba de la parte alta, aparecía debajo la tierra original y primigenia, así eludió la compra de cualquier tierra –un producto valioso en estos lugares-. Hay amplias praderas  de césped donde se puede practicar el croquet de la  forma más reglamentaria, también el viejo juego de los bolos. Más allá hay una pista de tenis de cemento. Debajo de la casa hay un enorme huerto. Además hay jardines especiales dedicados  enteramente a plantas y árboles de la isla”. 

 D. Austin Baillon se refiere a El Robado en su libro Misters, Británicos en Tenerife y en su artículo “The Stately Homes of The Orotava Valley” publicado en Island Gazette (octubre de 1987), una revista inglesa de divulgación publicada en el Puerto de la Cruz desde agosto de 1977, de la cual él mismo era miembro de la redacción. El señor Baillon, del cual me considero uno de sus pupilos, toma la corta descripción de Ward sin aclararnos tampoco nada, o muy poco, la ubicación de los diferentes elementos que componían la parcela.  En su libro Misters, Británicos en Tenerife  solo señala -transcribo textualmente-  “rodeado de hermosos céspedes y un jardín de plantas exóticas y raras, El Robado fue un verdadero vergel, donde el señor Wethered invitaba a muchos visitantes y amigos a jugar al croquet o al badminton”. Y en su artículo publicado en la revista Island Gazette (octubre de 1987) dice: “había varios espaciosos espacios para el juego del croquet y los bolos. Había una cancha de cemento para jugar al tenis y debajo de la casa varias huertas de verduras. También existían jardines dedicados especialmente a plantas y árboles de las islas”.

Es decir, poco nuevo nos dice D. Austin Baillon para poder analizar mejor la hacienda porque copia casi textualmente a D. Osbert Ward. Por lo tanto, tenemos que acercarnos a las fotografías del momento para poder estudiar con más detalles la interpretación histórica de El Robado, sobre todo lo que concierne a los jardines y zonas de recreo.

Según D. Osbert Ward, había amplias zonas de césped donde se puede practicar el croquet de la forma más reglamentaria y además  el juego de los bolos, una pista de tenis de cemento, un enorme huerto debajo de la casa y había jardines especiales dedicados enteramente a plantas y árboles de la isla. ¿Dónde estaban ubicadas las diferentes zonas?

D. Osbert Ward dedica las dos últimas frases de su texto a describir dos zonas singulares ligadas a la casa principal que se encontraban al noreste (huerto al servicio de la casa) y al noroeste de la misma (jardín de plantas y árboles autóctonos). El citado huerto presentaba gran extensión (“large kitchen garden”),  se situaba por debajo de la casa, en cota inferior a su planta baja,  y ocupaba los terrenos sobre los que fue construido el Hotel Casa del Sol y el borde noreste de la finca. El jardín de plantas y árboles de las islas se localizaba al norte de la actual calle Suiza y al oeste de la casa, sobre el suelo en el que posteriormente fueron construidas varias viviendas unifamiliares.

Las dos frases anteriores a estas últimas las dedica D. Osbert Ward a describir otros dos espacios singulares al servicio de casa principal que se encontraban al norte de la misma. Así, en la primera de estas frases, señala la existencia de amplias praderas de césped en las que se puede practicar el croquet y el juego de los bolos (que fueron posteriormente transformadas en jardines con  paseos,  parterres triangulares y trapezoidales y fuente central).  En la segunda de estas frases, el señor Ward culmina la descripción del área de recreo situada al norte de la zona residencial de la finca señalando que “más allá”  (es decir, fuera de la citada área de recreo y por tanto en la zona dedicada al uso agrícola)  hay una pista de tenis de cemento.

Restos de la pista de tenis aun se conservan, pero el resto de los espacios descritos por D. Osbert Ward han desaparecido (huerto al servicio de la casa y jardín de plantas y árboles autóctonos) o han sido transformados (praderas de césped).

La pista de tenis fue seriamente afectada por el trazado de la Calle Alemania, que ocupó  una amplia porción del espacio originalmente dedicado a la práctica de este deporte.  Se ha podido determinar el eje transversal de la pista localizando in situ las bases de los tubos de hierro que sostenían la red. En el plano que figura en el ANEXO VI, en el que se ha grafiado la extensión originaria de la pista teniendo en cuenta las dimensiones de su mitad norte, puede comprobarse la importante merma superficial que sufrió dicha pista de tenis con motivo de la ejecución de la calle Alemania. Recientemente ha sido incorporado a la finca matriz el suelo ocupado por dicha pista, que fue segregado de la misma. El pavimento de esta antigua instalación deportiva se encuentra actualmente impracticable debido a su desuso.       

El juego del croquet consiste en hacer pasar la bola bajo unas argollas o aros fijos al suelo, golpeándola con un mazo de madera para llegar a la meta con el menor número posible de golpes, después de lo cual hay que recorrer el campo a la inversa. Detrás de la primera y de la última argolla se clava una estaca de poca altura que debe tocarse con la bola. Se juega en campo liso de 31 x 26 m. Según el señor Ward había “amplias zonas de césped donde se puede practicar el croquet de la forma  más reglamentaria”, lo cual significa que tenía que tener tales medidas o muy cerca de ellas. Los arcos quedan distribuidos en formas diversas, siendo las dos estacas las que limitan la salida y la llegada.

También nos indica el señor Ward que se jugaba al viejo juego de los bolos. El juego de los bolos se juega al aire libre en césped y consiste en hacer rodar unas bolas de radio ligeramente asimétrico para que queden lo más cerca posible de una bola blanca menor (el “jack”, “kitty” o “sweetie”), pero que necesariamente no debe de medir las proporciones del campo para juego del croquet.

Sobre esta explanada donde se jugaban los dos deportes (croquet y bolos) uno de los compradores, probablemente D. Carlos Hernando Fitz-James Stuart y Falcó, 15º duque de Peñaranda del Duero, construyeron un jardín de parterres triangulares y trapezoidales con caminos concluyentes a una fuente central.

 La hacienda de El Robado, estaba casi en su totalidad dedicada al cultivo de cebollinos, como hemos afirmado más arriba. La foto del anexo se puede apreciar que el cultivo del bulbo sobrepasaba el nivel de altitud de la explanada donde se construyó la casa residencial, jardines y zonas de recreo, y alcanzaba hasta el Risco de Oro, aproximadamente. Es después de la transformación del camino que la cruzaba en calle (la actual Bélgica) y la segregación de solares para la construcción de viviendas a partir de 1961 cuando se construye el muro de cerramiento y el camino de entrada a la parcela que es hoy El Robado, de una anchura aproximada de cinco metros y “servía para la entrada a las fincas que tiene a ambos lados” se asfalta y se proyecta la calle Suiza hacia su interior. Es decir, en el documento registral último se hace mención a las fincas que hay a ambos lados de la entrada de la propiedad. Luego, el muro de cerramiento de la calle Suiza tapió la finca por el lado sur, mientras que por el lado norte se construyeron viviendas unifamiliares sobre el antiguo jardín de plantas y árboles de la isla. Tampoco el muro de cerramiento necesariamente nos indica que ese era el perímetro del jardín a conservar, sino que es una construcción para parcelar la propiedad a la que quedó reducido El Robado por el trazado de las ya mencionadas calle Bélgica Suiza, Alemania y Suecia. Es decir, asistimos al momento de la desintegración de El Robado, del paso de una hacienda de veintiuna fanegadas a un terreno de  algo más de una hectárea.

La parcelación de terrenos para la construcción de viviendas acabó con la vegetación arbórea y el jardín o huerto que estaba frente a la cocina de la casa y que menciona D. Osbert Ward y cercenó irreparablemente la pista de tenis igualmente aludida. El muro de cerramiento para el trazado de las calles Suiza, Bélgica, Alemania y Suecia mermó considerablemente la superficie de la finca matriz, incluyendo en su interior parte de la antigua zona de cultivo de la hacienda, los jardines y la casa. En esta antigua zona de cultivo pueden observarse todavía los únicos restos de atarjeas existentes en la finca matriz. Es ésta a mi juicio una señal inequívoca del carácter agrícola de esta franja de terreno exterior a la zona de recreo descrita por D. Osbert Ward, que sería parcialmente sembrada de árboles con posterioridad, tal como parece apreciarse en fotos aéreas recientes.  

Hay que aplaudir la valerosa decisión del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife de declarar Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento lo que es hoy El Robado y sus inmuebles adjuntos. En la Declaración de Bien de Interés Cultural del referido Monumento se describieron la casa y los jardines que permanecen en la finca matriz, pero no se aludió a la antigua zona de cultivo que quedó comprendida entre dichos jardines y borde exterior de la parcela. La delimitación del BIC fue ampliada posteriormente para incluir las antiguas cocheras, casa del guarda y caballeriza, pero no se incorporaron a la misma las viviendas auxiliares que fueron construidas por D. Owen Peel Wethered a ambos lados de la entrada de la hacienda en la calle Suiza (una de las cuales ni siquiera se encuentra incluida en el Catálogo de Patrimonio Arquitectónico de Puerto de la Cruz).     

 En el informe CASA DE EL ROBADO O SAN FERNANDO EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE PUERTO DE LA CRUZ, que redacté en el año 1995, describí  gráficamente la citada franja de terreno antiguamente destinada a uso agrícola, que fue incluida en la Declaración de Bien de Interés Cultural recaída sobre la hacienda El Robado. Se trata de una zona situada a ambos lados de la pista de tenis, sobre la cual pueden observarse los únicos restos de atarjeas existentes en esta parcela, destinadas al riego del suelo agrícola.

Esta conclusión no ha sido compartida por la Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular Tenerife el Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, lo cual puede deducirse del informe redactado por dicha Unidad en el mes de abril del presente año, en el que literalmente se señala:

“Se hace constar que dicho informe en respuesta a las alegaciones, obvia y no entra a valorar el argumento planteado por la Asociación Wolfgang Köeler respecto de las imágenes que aportan  en su alegación, obtenidas de la Fototeca de Grafcan de 1961, (antes de la urbanización de San Fernando), en las cuales se aprecia que no se trata de una zona agrícola.”

 El autor de dicha alegación, D. José Melchor Hernández Castilla, psicólogo y secretario de la Asociación Wolfgang Köhler,  utiliza vistas aéreas de la parcela de GRAFCAN de 1961 y  1964  para afirmar  que todo el  área  interior  del muro  de  cerramiento era  jardines  desde sus inicios. ¿Cómo se puede utilizar la imagen de una masa vegetal de 1961 para hacerla coincidir con  la  realidad  de  las décadas finales  del  siglo XIX  y  las primeras  las primeras de las siguientes?. Un historiador no cometería tal desatino. ¿Cómo y por qué el espacio paisajístico abordado va cambiando después de muchas décadas y años?. Se hace necesario referirnos a los tiempos históricos y a las intervenciones de los sucesivos propietarios sobre la parcela para definir con exactitud el espacio hoy de El Robado. Se puede o no se puede de estar de acuerdo con una interpretación histórica de los hechos, pero las fuentes dan la razón a quién las utiliza con racionalidad científica, y en ningún momento fuentes originales, impresas de originales, libros, artículos o gráficas pueden ser sacadas del contexto para utilizarlas cuando mejor convenga o interese, sin tener en cuenta la diacronía y sincronía histórica.

Según la documentación escrita y gráfica utilizada por mí, considero que la actual parcela de El Robado, donde se encuentra la casa, los jardines, los restos de la pista de tenis y la antigua zona de cultivo dentro del muro de cerramiento, es producto del desmantelamiento de la gran hacienda y no propio de su naturaleza. Acompaño al final mapa vista aérea de GRAFCAN de 2009 donde se puede apreciar con perfecta claridad lo que es hoy El Robado.

 Y considero que la franja señalada en amarillo dentro del muro de cerramiento era, inicialmente, una zona de cultivo y que posteriores propietarios pudieron sustituirlo por otra vegetación arbórea, una vez abandonado el cultivo de explotación.

 Acabo este informe recomendando a los actuales propietarios lo siguiente:

 1º.- Que la rehabilitación de la casa se haga de acuerdo al inmueble original construido por D. Owen Peel Wethered.

2º.- Que se coloque un panel informativo a color (español, inglés y alemán) en un lugar visible a la entrada donde se explique la historia y los elementos originales constitutivos de El Robado.             

 Firmado

Nicolás González Lemus