HOTELES HISTÓRICOS EN EL PUERTO DE LA CRUZ.

1. HOTEL TAORO.

Ninguna señal anuncia que el edificio fue el más imponente hotel del Puerto de la Cruz en el siglo pasado. El hotel Taoro, construido a finales del siglo XIX por The Taoro Company Limited, fue objeto de descanso de tantos y tantos viajeros y turistas desde el mismo momento de su inauguración (1890). Con soberbias vistas al mar por su lado norte y en medio de unos jardines modelados por magnolios, palmeras,  laureles de indias y pistas de tenis, el Taoro respondía a la moda de aquella época romántica. Se le llamaba The Grand Hotel Taoro o The English Grand Hotel, por la fuerte presencia británica en su seno. Sin embargo, entre 1905 y 1911 fue arrendado a una compañía alemana (Kurhaus Betriebs Gesellschaft), llamándose entonces Kurhaus Humboldt. En él pernoctaron desde miembros de la realeza como el duque de Windsor, Eduardo VIII, el rey de España Alfonso XIII y el rey Alberto I de Bélgica, hasta escritores de fama universal como Aghata Christie o la poetisa Dulce María Loynaz. Como hotel conoció varias etapas, hasta que su actual propietario, el Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, lo convirtió en el Casino Taoro.

2. HOTEL BUENAVISTA.

En 1886 en el Puerto de la Cruz se creó la Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de la Orotava, la primera sociedad formada en Canarias con fines turísticos y responsable de la apertura del primer sanatorio en el Archipiélago, el Orotava Grand Hotel. El hotel estaba situado donde hoy se encuentran los apartamentos Martiánez. Se trataba de una casa colonial de una familia adinerada del lugar. Como no podía albergar a muchos huéspedes, la Compañía decidió arrendar una serie de casas para aumentar el número de camas. Una de ellas fue la casa del comerciante Luis Marinas Lavaggi. El inmueble está situado en la calle Cólogan (antes calle de la Independencia), y se llamaría Hotel Buenavista. De dos plantas, tiene una fachada racional, equilibrada en huecos simétricos y en sus ventanas aparecen unos balcones descubiertos de hierro. En él hoy se encuentra establecido el Hospital de la Inmaculada.

3. FONDA JACKSON.

El Puerto de la Cruz, a pesar de haber sido el primer puerto en importancia de la isla hasta los primeros años del siglo XIX, haber tenido estrechas relaciones comerciales con Inglaterra, y ser punto de destino de muchos comerciantes y naturalistas, carecía de una fonda. Consciente de la necesidad de una en el lugar, un carpintero británico apellidado Jackson no duda en establecerla en el año 1814. Fue el primer inglés en establecer una fonda en el Puerto de la Cruz y en Canarias. A la vez, fue el primer hotel establecido en la ciudad turística. Se conocería por la Fonda Jackson. Es la casa situada en la calle Zamora nº 20 esquina Iriarte [conocida como la Casa Sol]. Se trata de una hermosa casa canaria de dos plantas, con un patio en el centro muy rico en vegetación y una magnífica vidriera en el hall de la entrada. Los dormitorios se expanden en la planta superior. El éxito de Jackson fue inmediato ya que abrió su fonda en unos momentos de esplendor económico del Puerto de la Cruz. Años después se fue a América del Sur.

Con el desarrollo del turismo en la década de los ochenta, una enfermera inglesa apellidada Comming la arrienda para establer un pequeño hotel familiar y acogedor, que se le conocería como la Cumming’s Boarding-House. Gozó de un gran prestigio entre los visitantes.

4. HOTEL MONOPOL.

La siguiente casa en arrendar la Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de la Orotava fue la situada en la calle Quintana esquina Punto Fijo –conocida como Casa de Baile-. Sucedió en 1886. Se trataba de una casa de dos plantas con cinco elegantes ventanas en la parte superior con balcones de hierro descubiertos y cuatro en la planta baja. Un patio central con una hermosa escalera conducía a las habitaciones. La mayoría, 28 en total, era de dimensiones generosas y las de la parte alta que daban para la calle tenían los balcones. Desde la azotea había una maravillosa vista del Atlántico y del valle. La casa perteneció a los franciscanos del Puerto de la Cruz y una vez que pasó al Estado como consecuencia de la desamortización la compró Tomás Zamora Gorrín, alcalde de ayuntamiento portuense, fallecido el 16 de noviembre de 1882. Su esposa, Rosa Gramperra y Codina, se la alquila a la Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de la Orotava en 1886 para establecer un hotel. Se le llamaría Casa Zamora. Posteriormente pasaría a llamarse Hotel Monopol, nombre con el que aún hoy permanece ofreciendo sus servicios.

Aunque su fachada es de nueva construcción, su interior conserva su antiguo estilo, sinsiblemente cuidado por las actuales propietarios.

5. HOTEL MARQUESA.

Aprovechando una de sus casas más hermosas de la ciudad, la familia Cólogan pone en marcha en 1883 uno de los hoteles con mayor encanto de todo Tenerife. Todo un hotel de primera clase. Se trataba de sus tres casas familiares de estilo doméstico canario de dos plantas del siglo XVIII de la calle Quintana, con dos balcones con cristaleras hacia la calle principal. Del genuino patio central de la casa principal partía la hermosa escalera de madera oscura que conducía a los corredores que dan vuelta al patio y donde se encontraban todas sus habitaciones distribuidas alrededor del hermoso pasillo cental. Las casas habían sido construidas por Bernardo Valois, rico comerciante  irlandés establecido en el Puerto de la Cruz, para quien trabajaba Juan Cólogan Blanco, también irlandés. Precisamente el matrimonio de Juan con Margarita, hija de Nicolás Bernardo Valois, supuso su participación en el patrimonio familiar. El hotel era un museo hogareño donde se conservaban todos los enseres y mobiliario de la familia. Aquí pernoctó Alexander von Humboldt (1799) cuando aún era una casa para uso particular de la familia Cológan. En 1887 la Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de la Orotava alquila el hotel a la familia, pasando a denominarse después de la muerte de Tomás Fidel Cólogan, su propietario, Hotel Marquesa, nombre que aún hoy conserva. Entre los muchos huéspedes distinguidos destacó el músico Charles Camile Saint-Saëns.

En la actualidad, esta hermosa casa, o hermosas casas, alberga un hotel de los más emblemáticos de la ciudad, siendo todo un símbolo destacado de la hospedería histórica del Puerto de la Cruz. En su interior, todo sigue con el lustre aristocrático del pasado.

6. HOTEL TREMEARNE.

Este impresionante hotel se hallaba al sur de la calle Quintana esquina con Agustín de Bethencourt, justo enfrente del convento clarisas del pueblo, y a escasos metros del Hotel Marquesa. Realmente era una casa formada por dos. Una parte pertenecía a Tomás Fidel Cólogan y la otra a José María Valcarcel Heredia. Al tratarse de unos inmuebles de dos de los mayores hacendados del valle, tanto los rincones comunes como los dormitorios, eran espaciosos. Tenía tres patios y era de dos plantas. En la segunda planta de su fachada colgaba un magnífico balcon de tea cubierto; el interior evocaba una típica casa urbana canaria. En 1888, el irlandés Newman Tremearne arrienda la casa para establecer un hotel. Se conocería con el nombre de English Hotel o Tremearnes’s Hotel. Newman Tremearne supo crear un ambiente de intimidad de primera clase, atendiendo él mismo a los clientes. El hotel tenía varios comedores, habitación de fumadores y un salón para el juego de billar. Entre otros servicios, su propietario también alquilaba caballos y carruajes a sus clientes. El precio de la habitación por día era de 8 chelines, alrededor de 10 pesetas. No obstante podía salir más barato si la estancia era prolongada. Newman Tremearnes tenía tres agentes en Londres, Manchester y Glasgow que se encargaban de la reserva de las habitaciones.

7. HOTEL TURNBULL.

En noviembre de 1869 llegó al Puerto de la Cruz el matrimonio escocés formado por John Turnbull y Elizabeth Turnbull, ambos de 45 años. En 1876, John se percató de la necesidad que había en el pueblo de una auténtica boarding house. Después de cierto tiempo buscando una casa donde establecerla, encontró una en la Dehesa de Ventoso, la parte más occidental del Puerto. Aquí por fín estableció su pequeño hotel. A los pocos años, el matrimonio Turnbull se traslada al centro del pueblo para instalar un hotel más cómodo y confortable. La casa que eligió estaba en la calle Blanco nº 8 esquina Doctor Ingram. Es una elegante vivienda canaria de tres plantas. Se conocería como el Turnbull’s Hotel. Aún hoy la casa se conserva exactamente igual y la parte baja se dedica a la hostelería. Pronto se convertió en la boarding house preferida de los viajeros británicos y sería frecuentada por gran número de turistas invalids. Fue la primera y única de esas características que existía en todo el Archipiélago. En efecto, en el hotel de John Turnbull solía hospedarse gran número de invalids procedentes de Madeira durante los meses de primavera, justo cuando Funchal contaba con un tiempo más desfavorable, y en el Puerto había una temperatura de 5 grados más que la capital madeirense. La habitación valía 8 chelines al día (80 céntimos) o menos si se trataba de una semana completa. Con la muerte de John Turnbull la ciudad turística perdió al más grande de los hoteleros que había tenido hasta entonces.

8. NIXON’S BOARDING-HOUSE

La enfermera británica apellidada Nixon instala una boarding-house en la casa de María Luisa Nieves y Ascanio, situada también en la calle de las Cabezas nº 16 (hoy Blanco). Había sido la residencia familiar de Juan Nieves y Molina, fallecido el 1867. Es una hermosa casa canaria que presentaba una fachada de tres plantas, espaciosa y bien ventilada, justo varias casas por encima del hotel Turnbull. La señorita Nixon hace mención en su propaganda al confortable ambiente familiar para aquéllos invalids y ladies que visitaban la isla sin la compañía de amigos o familiares. Cobraba 6 chelines por noche, aproximadamente unas 7, 50 pesetas. Tenía 8 amplias habitaciones para huéspedes, comedor, sala para fumadores y era la única que tenía circulating library, es decir, una biblioteca sin fondos fijos, sino que dependía de los libros dejados en depósitos por los lectores con derecho a retirar otros.

9. FONDA CASINO.

En 1853 Nicolás Martínez estableció en su casa situada en la plaza del Charco, hoy conocida como «El Rincón del Puerto», una fonda. Fue el primer intento serio por parte de un natural de establecer un hotel de calidad en el lugar. Se trata de una hermosa casa canaria de dos plantas. El acceso a la parte superior se hacía desde la escalera del patio central. Tras su muerte, el 23 de enero de 1855, pasa por diferentes manos. Primero, permanecerá abierta a cargo de su segunda esposa, Juana Esquivel. Posteriormente, en 1857, la arrendaría Pedro Aguilar, quien la conservará más tiempo abierta, exactamente hasta 1873. El Señor Aguilar la bautizó como Fonda Casino. Tuvo huéspedes de honor. Por ejemplo, el hermano del emperador Francisco José, el archiduque Fernando Maximiliano de Austria, (1832-1867), durante su viaje a México en 1859 y en 1867 su Alteza Imperial el gran Duque Alexis Alexandrowich, más tarde el zar Alejandro III, durante su estancia para subir al Teide. Muchos viajeros también pernoctarían en ella. El astrónomo Piazzi Smyth, Elizabeth Murray, etc. También se hospedó a su llegada al Puerto, en el año 1866, el vicecónsul de Gran Bretaña en Lanzarote, John Topham. La fonda permanecería en manos de Pedro Aguilar hasta diciembre de 1873. Después de un cierto tiempo cerrada, su cuñada Isabel Medina de Chávez la reabre en 1875. La cerró en los años noventa.

10. HOTEL CARPENTER

Andrés Carpenter, descendiente directo de Tomás Carpenter, un comerciante de origen inglés instalado en el Puerto de la Cruz en 1819, estableció un hotel en una de sus casas situada en la calle de Pérez Zamora nº 32, hoy 38, donde estuvo establecido el Instituto Laboral y posteriormente el I.N.B. Agustín de Bethencourt. Se trata de una casa canaria de dos plantas con un hermoso balcón abierto en la fachada principal. Es, además, una casa con una bella fachada de ventanas simétricas y puerta central. En el bello patio central se encontraban los naranjeros más altos del valle. Desde su alto mirador se adquiría una hermosa vista del Valle de La Orotava y del Atlántico. El hotel ofrecía 20 habitaciones. Se conocería entonces por el Hotel Inglés de los Carpenter, aunque su auténtico nombre era el Royal Hotel. Tenía una sola tarifa de 8 chelines diarios, alrededor de 10 pesetas. A pesar de la grandeza de la casa, la familia Carpenter supo crear un ambiente de familiaridad muy agradable. Además, tenía un emorme comedor y una habitación para fumadores. Se servía comida inglesa y contaba con una gran variedad de platos.

11. HOTEL SITIO LUNA.

Al lado sur de la calle Cupido, hoy Valois, entre una vegetación radiante se encuentra la bella casa de estilo colonial, conocida como Sitio Luna. Era uno de los edificios más emblemáticos del Puerto de La Cruz. Fue construida por el comerciante de Filadelfia Francisco Caballero Sarmiento. El nombre de la casa se debe al apellido Orea Luna que había recaído en los Renshaw, a raíz del matrimonio de Benjamín Renshaw Hutchinson (cónsul general de los EE.UU. y encargado de los negocios en la República de Venezuela) y Francisca de Paula Guillermina de Orea Luna Machado Vargas y Médicis, hija del comerciante portuense establecido en Cádiz, Gonzalo Orea. Federico Renshaw y Orea, antiguo cónsul de los EE.UU. en el Puerto de la Cruz, era el propietario en esos momentos de la casa. En 1891, siguiendo los pasos de su hermano Benjamín, que había establecido los hoteles Aguere en La Laguna y Buen Retiro en Güímar, instala el hotel que llevaría por nombre Sitio Luna. La mansión, de planta rectangular y rematado por un templete añadido por la familia Renshaw en la parte alta de su jardín, tenía 40 habitaciones. El hotel estaba bajo la dirección de un británico que había traído un chef del Hotel Metropôle de Londres.

El edificio resume en su exterior un meritorio terabajo de rehabilitación.