RESEÑA BIOGRÁFICA DE LOS MÁS DESTACADOS VIAJEROS VICTORIANOS EN LAS ISLAS CANARIAS
ACLAND, sir Henry Wentworth (1815-1900).
Prestigioso médico y profesor de la Universidad de Oxford. Era amigo íntimo de John Ruskin y del príncipe de Gales (el rey Eduardo VII), a quien acompañó en su viaje a América en 1860. Su débil salud le obligó a viajar desde muy joven por el Mediterráneo en busca de un clima cálido. Sus trabajos de investigación médica se centraron en la anatomía y los efectos de los fenómenos atmosféricos sobre la vida. Viaja en diciembre de 1889 a las islas y estuvo en Las Palmas, Santa Cruz, La Laguna y el valle de La Orotava, donde se hospedaría en el Puerto de la Cruz. Escribió sobre el clima de Canarias y particularmente sobre la comarca norteña de Tenerife.
ALISON, Robert Edward.
Se desconocen datos biográficos de este viajero. Parece que las visitas que hizo a las islas fueron con el propósito exclusivo de realizar excursiones al Teide. La primera la hizo en octubre de 1827 y la segunda en febrero de 1829. En ambas ocasiones se hospedó en el convento de San Agustín de La Orotava. Sus crónicas desde Alta Vista en el Teide sobre la inimaginable claridad del cielo para la observación de las estrellas y los planetas seguro que animó a más de un astrónomo a elegir la montaña como base de operaciones para realizar sus observaciones astronómicas.
ARNOLD, sir Edwin (1832-1904).
Intelectual y poeta inglés, autor de los libros The Ligth of Asia (1879) y The Ligth of the World (1891). Además de la actividad literaria se ocupó del periodismo. Fue el director del periódico The Daily Telegraph desde 1873. Visitó Tenerife en el invierno de 1895-96 y fue uno de los grandes defensores del clima de Güímar.
AUBERTIN, J.J.
Se desconocen datos biográficos de este autor. Sabemos solamente que estuvo en Madeira y Tenerife entre 1885 y 1886, experiencia que recoge en su libro Six Months in Cape Colony and Natal and one Month in Tenerife and Madeira, publicado en Londres en 1886. Tradujo al inglés el poema épico de Camoens Os Lusiadas y sus setenta poemas. Fue uno de los muchos viajeros que deseaban visitar Tenerife con el objeto de subir al Teide, excursión que realiza desde La Orotava. Se hospedó en el hotel Teide de Luis Fummagallo y que más tarde se llamaría hotel Suizo.
BACCHANTE, la expedición (1879-1882). Véase SAXE-COBOURG-GOTHA.
BALFOUR, sir Isaac Bayley (1853-1922).
Botánico escocés, profesor de la Universidad de Edimburgo entre los años 1845-1879. Por sus grandes aportaciones al estudio de la botánica fue nombrado en 1920 Caballero de la Orden del Imperio Británico. En 1880 Balfour realiza un viaje a Socotra (Yemen) y lo aprovecha para visitar Canarias. Su trabajo consistiría en la elaboración de un estudio de la flora de esa zona africana y su relación con la del viejo mundo, donde incluye las de las islas.
BALL, John (1818-1889).
Botánico, miembro de la Linnean Society, conocido en su país como un incansable viajero que exploró los Alpes y el Atlas de Marruecos, aparte de otras regiones del mundo. Es durante la visita a Marruecos en 1871, cuando realizada con sir Joseph Dalton Hooker*, en esos momentos director de Kew Gardens, la visita Tenerife con el fin de hacer una investigación comparativa de la flora de la región y su relación con la marroquí. Sus investigaciones se publicaron bajo el título Journal of Tour in Marocco and Great Atlas en 1878.
BARKER, Charles.
Hasta el momento no hemos podido obtener muchos datos biográficos sobre él. Barker pertenece a esa clase peculiar de viajeros, muy abundante durante el siglo, cuya venida a las islas no dependía tanto de su voluntad como de sus autoridades misioneras. Era miembro de la British and Foreign Bible Society y en 1889 es nombrado representante legítimo de esa sociedad en el Archipiélago. Barker llegó a Canarias el 21 de septiembre de 1889 procedente de Tánger, lugar donde había sido enviado con anterioridad. Cuando llegó a Las Palmas se hospedó en el Hotel Cuatro Estaciones. Allí se encontró con Donald Mackenzie*, quien le dio detallada información sobre las islas, y posteriormente con Gregorio Chil y Naranjo, que le mostró su libro Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias. Permaneció dos años para distribuir los Evangelios y la Biblia en lengua española y bilingüe (inglés-español). Resultado de su estancia fue su libro Two years in The Canaries, publicado en Londres.
BEAGLE, la expedición (1831-1836). Véase DARWIN, Charles.
BENJAMIN, Samuel Greene Wheeler (1837-1914).
Hasta la visita a las islas, muchos libros sobre las Canarias habían sido publicados en Inglaterra. Sin embargo, ninguno cumplía la función de guía «turística» hasta la aparición de The Atlantic Islands as resort of health and pleasure, escrito por este angloamericano afincado en Londres. De origen griego, escritor, ensayista, colaborador de Illustrated London News y diplomático, fue el primer ministro del gobierno americano en Persia entre los años 1883-85. Viajó cuarenta y cinco veces a través del Atlántico por problemas de salud. La mayor parte de su vida la pasó en el mar. En los años setenta realiza un tour por todas las islas atlánticas, desde la isla de Wight hasta las Bahamas, recalando en Tenerife en el año 1876. El libro de Benjamin, elogiado por Olivia Stone, podemos considerarlo como la primera guía «turística» de Tenerife porque, sin dejar de ser una valiosa introducción a la realidad social, histórica y etnográfica de la isla, contiene una serie de referencias sobre los hoteles, temperaturas, lugares de interés, etc., claramente dirigidas a invalids y turistas.
BIRCH, Walter de Gray (1842-1924).
El padre de Birch era el prestigioso egiptólogo Samuel Birch, por lo que su educación estuvo siempre muy ligada al mundo de la arqueología. Samuel era el conservador de antigüedades orientales del Museo Británico y un especialista en el análisis de momias egipcias. Fue él quien examinó las del Príncipe de Gales encontradas en 1868. Walter fue el encargado del departamento de manuscritos a partir de 1864 y fue también vice-presidente de la British Archeological Associetion. Viajó a las islas en 1890 y hasta cierto punto fue un anticipo del que realizaría su amigo John P. Ch. Stuart* el año siguiente. Precisamente fue él quien se encargó de la edición del catálogo de la Inquisición de Canarias de Bute. Estuvo en Tenerife y en Gran Canaria donde conoció a Agustín Millares Torres.
BOY, William Black.
La vegetación insular siempre había atraído en general a muchos viajeros y botánicos para su estudio. Pero con el despertar del turismo comenzaron a visitar las Canarias para su contemplación. Boy uno de esos. Era botánico escocés, director de la Royal Botanic Society de Edimburgo. Visitó Tenerife y Gran Canaria en el invierno de 1887, junto con su amigo y botánico Patrick Neill Fraser*. Se maravilló por el Jardín Botánico de La Orotava. Abandonó las islas el 27 de marzo del mismo año. No se conoce ningún dato sobre este naturalista.
BRASSEY, Annie (1839-1887).
Miembro de una familia acaudalada inglesa (baronesa Brassey) y esposa de Thomas Brassey (Lord Brassey, nombrado barón por la reina Victoria en 1886), visitó Tenerife en julio del año 1876. Fue una de las más grandes aventureras victorianas y se pasó la mayor parte de su vida viajando con su marido por el mundo en el lujoso yate privado el Sunbeam. El matrimonio Brassey y sus cuatro hijos salieron de Cowes (Inglaterra) el 6 de julio de 1876 para dar la vuelta al mundo en su yate. Visitaron Madeira, Tenerife, Brasil, Argentina, Tierra del Fuego, Chile, Tahití, Hawai, Japón, Hong Kong, Singapur, Ceylán, Adén (Sur de Arabia), Suez, Malta, Gibraltar y Lisboa. Regresaron al mismo puerto el 26 de mayo de 1877. El viaje lo realizaron con 43 personas a bordo, el matrimonio Brassey y sus cuatro hijos, la criada de Mrs. Brassey, la niñera, varios amigos, tres cocineros, una enfermera, varios capitanes, un carpintero, camareros, camareras, etc. El yate era propiedad de su esposo, hijo de un millonario constructor de ferrocarriles -eran los días en que Gran Bretaña estaba construyendo ferrocarriles en todo el mundo-. A pesar de ser un importante industrial y político (era miembro del parlamento por Hastings) su pasión fue siempre la mar. El libro escrito por su esposa, A voyage in the Sunbeam, our home on the Ocean for eleven months, fue publicado en el año 1878. Contenía 492 páginas, de las cuales seis dedicas a su estancia en el Puerto de la Cruz y la subida al Teide. El libro tuvo un gran éxito (alcanzó en 1896 diecinueve ediciones) y fue traducido al francés, alemán, italiano, sueco y húngaro. Durante sus viajes, Lady Anna coleccionó objetos curiosos etnográficos y naturales con los cuales montó un museo en su casa de Hastings en 1881.
Los Brassey llegaron a Tenerife el 21 de julio de 1876 procedentes de Madeira y fondearon en el Puerto de la Cruz porque, como ella misma dijo, era el muelle más cerca del Teide, montaña que pretendían subir. Permanecieron en la isla cuatro días, los suficientes para subir al Teide -aunque ella y los niños solamente llegaron hasta Alta Vista-, visitar La Orotava y el Puerto de la Cruz. Abandonaron la isla el día 24 e hicieron noche en el muelle de Santa Cruz de La Palma. La mañana del 25 tomaron rumbo hacia las islas de Cabo Verde para después continuar a Río de Janeiro. Fue en uno de sus viajes por problemas de salud (padecía de malaria), cuando muere en alta mar, cerca de Brisbane (Australia), a la edad de 47 años, el 14 de septiembre de 1887, justo un año después de ser nombrado barón su esposo. Años más tarde su marido fue nombrado Gobernador de Victoria en 1895. Durante el tiempo que desempeñó el cargo, trabajó activamente en la formación de la Commonwearth en Australia en 1900. Murió en Londres en 1918.
BROWN, Alfred Samler.
Desconocemos todo acerca de su vida, aunque tuvo enorme importancia para el desarrollo del turismo en las islas, pues a él le debemos la primera guía «moderna» sobre Canarias en lengua inglesa. Por sus frecuentes viajes a las islas, fue uno de los británicos que mejor llegó a conocer la realidad insular. Viajó por primera vez a Madeira y las islas entre los años 1887 y 1888. Producto de esta primera estancia en ambos archipiélagos, elaboró la guía Madeira and the Canary Islands, publicada en 1889 en Londres por Sampson Low and Co, al precio de 3 pesetas con 12 céntimos. Era una exhaustiva descripción de cada una de las islas y un compendio de información práctica para el uso de los invalids (enfermos), los turistas y los viajeros. A los primeros le proporciona una gran información sobre las condiciones de los posibles lugares donde podrían residir, a la vez que hace un llamamiento a los médicos para que realizaran un cuidadoso estudio de la naturaleza de cada uno de los diferentes pueblos antes de enviar a sus pacientes. A los otros (turistas y viajeros) a través de mapas y valiosa información, les señala la mejor manera de visitarlas. Para cumplir su propósito no solamente se detendrá en describir los lugares más importantes de las islas, sino que las recorrió hasta alcanzar los puntos más alejados de cada una de ellas. En este sentido el mérito del trabajo de Brown es acercarnos a la realidad de unos pueblos totalmente distantes y muy pocos frecuentados incluso por los isleños. Conoció catorce ediciones. La primera en 1889; la 2ª en 1890; la 3ª en 1894; la 4ª en 1896; la 5ª en 1898; la 6ª en 1901; la 7ª en 1903; la 8ª en 1905; la 9ª en 1908; la 10ª en 1910; la 11ª en 1913; la 12ª en 1922; la 13ª en 1927; y la catorce y última en 1932.
En su primera parte se ocupa de la historia y de las condiciones físicas de cada una de ellas. Además, hace un valioso retrato de la sociedad canaria y de su mentalidad. En la segunda parte, aborda un conjunto de reseñas de gran utilidad para los visitantes. Su éxito fue absoluto. En menos de un mes se agotó la primera edición. Las diferentes ediciones iban siendo puestas al día por él mismo con la incorporación de nuevos comentarios de interés para los viajeros. Las observaciones señaladas en el conjunto de sus libros (cuadros históricos, la realidad social y económica y los recursos) van a ser una fuente de referencia para aquellos compatriotas interesados en buscar su porvenir en Canarias. En su obra «Informe sobre la condición social y económica de las Islas Canarias» (Report on the social and economical condition of the Canary Islands) escrito en junio del año 1892, Brown analiza de forma detenida los distintos sectores productivos de las islas, que sin lugar a dudas fue una información bastante útil que, como sucedió con la obra de Olivia Stone, influiría en la posterior intervención británica de la economía isleña.
BUNBURY, sir Charles James Fox (1809-1886).
Prestigioso botánico, miembro de la Royal Society y Linnean Society de Londres. Llegó a Tenerife procedente de Madeira en diciembre de 1853. Vino acompañado de su esposa y del matrimonio Lyell*. Mientras Charles Lyell se trasladó a La Palma y Gran Canaria, él permaneció en Tenerife hasta que juntos abandonaron la isla a mediados de abril de 1854. Gracias a las indicaciones de Sabin Berthelot, a quien conoció personalmente en Santa Cruz, recorrió Tenerife estudiando su flora. Lamentó mucho no poder subir el Teide, pues llegó hasta la Rambleta, probablemente a causa de la nieve.
BURCHELL, William John (1782-1863).
Uno de los muchos botánicos que visitaron Canarias a lo largo de todo el siglo XIX. Tampoco se conocen datos de él. Era miembro del Kew Garden de Londres. Tampoco sabemos exactamente cuando vino a las islas. Producto de su estancia, elaboró un catálogo de plantes del Archipiélago que fueron fuente de información para muchos botánicos posteriores a él.
BURTON, Isabelle (1831-1896).
Aunque su auténtico apellido es Arudell, se la conoce por el de su esposo. Esta viajera, a pesar de haber nacido en Londres, había recibido una educación católica en conventos franceses e ingleses. Cuando en 1851 conoció al carismático explorador Richard Francis Burton* pronto proyectó su casamiento, aunque dada la oposición de sus padres, el matrimonio se consumió diez años después. La primera vez que visitó Tenerife fue en marzo de 1863, cuando su marido marcha a África como cónsul británico en Fernando Poo. En Tenerife permanece un mes, residiendo en La Orotava en el Hotel Hespérides. Su marido le prohibió que continuara hacia África con él porque consideraba que el continente negro no era un lugar para mujeres. Ella regresa para Inglaterra. De esta manera la isla se convertiría en punto de encuentro del matrimonio Burton.
Era una mujer exigente. Aunque ya el baño de mar era recomendado en la Inglaterra del dieciocho como terapéutico, en pleno siglo XIX llegó a ser una moda, fundamentalmente, entre las mujeres a quienes se le recomendaba como una forma de combatir la esterilidad. Por tal razón, en la medida en que se encontraba lejos de una playa (La Orotava), Isabel Burton ordenó que fuera llenado todos los días con agua de mar un tonel de vino que había encontrado en la fonda. El tipo de vida diaria que llevó junto a su marido en esta lejana tierra de Tenerife, como ella afirmó, fue la de una esposa que combina la escritura con el trabajo de una ama de casa, mientras Richard estaba entregado a la actividad intelectual. En La Orotava escribió su primer libro sobre Madeira y Tenerife. Sin embargo, sus notas no se publicaron, puesto que Richard no se lo permitió, alegando que ella necesitaba más práctica en el ejercicio de la redacción. El hecho de tenerse que separar de su marido fue muy duro. El viaje de regreso de La Orotava a Santa Cruz, significaba el final de la vida feliz que hasta entonces había llevado. Tenía que regresar a Inglaterra y Richard F. Burton continuar hacia Fernando Poo. Lloró y mendigó para que la llevara, pero él rechazó tal petición. A partir de esos momentos, Tenerife se convirtió en el lugar de encuentro de ambos, hasta que por fin ella consiguió, gracias a sus gestiones en el Foreign Office, que su esposo fuera trasladado a Brasil en 1865. Desde entonces, reemprende su vida matrimonial junto a su marido.
BURTON, Richard Francis (1821-1890).
Quizá fue el explorador, viajero, escritor, traductor, militar, etc., que más destacó durante la época victoriana. También fue un lingüista que hablaba veinticinco lenguas y cuarenta dialectos. Las dominaba con tanta perfección que podía pasar por nativo. Fue el primer blanco que entró para explorar las ciudades sagradas de la Medina y la Meca haciéndose pasar por musulmán. Pero por encima de todo es el paradigma del aventurero del siglo XIX, pues viajar era una de las grandes pasiones de Burton Fue el primer europeo en descubrir el lago Tanganika y junto con John Hanning Speek realizó la interesante expedición en busca de las fuentes del Nilo. Después de ser expulsado de la Universidad de Oxford in 1842 por problemas de disciplina, comienza su andadura militar hasta que se casa con Isabelle en 1861 y es nombrado cónsul en Fernando Poo. En agosto de ese año parte para la isla africana sin su esposa para tomar posesión de su nuevo cargo. En esa ocasión, llegó a Tenerife el 2 de septiembre y estuvo un día. La isla canaria le fascinó tanto que una vez hubo ocupado el consulado, en 1862 solicitó unas vacaciones para ir a descansar a Tenerife. Le fue concedido, pero con tan mala fortuna que en la isla se había declarado cuarentena a causa de la fiebre amarilla, lo que le obligó a continuar a Liverpool. Sin embargo, al año siguiente pudo coronar el sueño de visitar la isla. El viaje lo realizó esta vez con su esposa Isabel. Salieron de Inglaterra el 24 de enero de 1863, y después de permanecer un mes en Madeira, siguieron rumbo a Tenerife, donde llegaron el 5 de marzo. En la isla permanecieron todo el tiempo residiendo en La Orotava. Los Burton fueron los únicos ingleses que se atrevieron a subir al Teide en invierno, cosa que no había hecho nadie desde 1797. La ascensión la realizaron el 22 de marzo. Sin embargo, mientras Richard sigue hacia la costa africana le prohibe a su esposa que continuara con él. Isabelle tuvo que regresar a Inglaterra. Tenerife se convirtió en el lugar de permanentes encuentros secretos. Una situación que duraría hasta, como hemos señalado, ella consiguió de la Foreign Office que su esposo fuera trasladado a Brasil en 1865. Su ambición de riqueza le llevó a explorar África en busca de minas de oro con la esperanza de proporcionarle el suficiente dinero para poner fin a sus dificultades financieras. Con el respaldo de un comerciante y empresario de Liverpool llamado John Irvine, que detentaba amplios derechos de explotación minera en la costa occidental africana, y el comandante aventurero Verney Lowett Cameron, Burton se hizo a la mar en noviembre de 1881. La operación fue un auténtico fracaso y a mediados de mayo de 1882 estaban los dos de regreso en Londres. En esa ocasión, Richard Burton visitó de nuevo Canarias, esta vez Tenerife y Las Palmas. La muerte le sorprendió el 20 de octubre de 1890 en Trieste, la ciudad donde vivió dieciocho años. Tras la cama fue colocado el mapa de África en memoria del continente que llevaba en su corazón.
CHALLENGER, expedición del (1872-1876).
El 7 de diciembre de 1872 salió de Portsmouth organizado por la British Admiralty y la Royal Society de Londres en colaboración con la Universidad de Edimburgo la expedición oceanográfica Challenger. Su objetivo era cartografiar las profundidades y movimientos de los mares, registrar las temperaturas y corrientes de los océanos y otras investigaciones biológicas. Estaban al frente los naturalistas Henry Nottidge Moseley*, John Murray* y Wyville Thomson*. Arribó en el puerto de Santa Cruz en febrero de 1873 con la intención de los tres naturalistas subir al Teide, analizar su vegetación y recoger caracoles e insectos. El 14 del mismo abandona la isla rumbo a Saint Thomas, en las Antillas danesas, para continuar su expedición alrededor del mundo.
CHAPMAN, Walter C.
Médico inglés del que se desconoce cualquier dato sobre su vida. Visitó Tenerife en el invierno de 1890-1891, cuando las islas se habían ganado la reputación como health resort. En sus notas no duda en considerar a La Laguna como una ciudad terriblemente deprimente, aunque para él no deja de ser una joya y un lugar ideal para la convalecencia de determinadas enfermedades.
CHARLIZ, ?.
En el invierno-primavera de 1878 visita las islas de Tenerife y Gran Canaria un viajero londinés muy singular que firma con el seudónimo de Cousin Charliz (el primo Charliz). Sus aventuras en las islas las escribió con un estilo muy sarcástico. Da una visión de Canarias de un modo cáustico y divertido. Su texto está acompañado con unas viñetas que expresan con fuerza escenas costumbristas de las islas. Como era de suponer, nada sabemos de este viajero, cuyo nombre parece ocultar su identidad.
CLAPPERTON, Hugh (1788-1827).
Joven aventurero y explorador escocés, miembro de la Royal Navy, que exploró el Sahara y la costa occidental de África. Fue el primer europeo que se adentró en Nigeria. Visitó Tenerife con el Capitán Pearce* en octubre de 1825 para realizar mediciones termométricas en el Teide.
CLEASBY TAYLOR, John.
No se ha podido localizar ningún dato biográfico. Solamente sabemos que era médico y profesor de la Universidad de Edimburgo, miembro de la Royal Meteorological Society, además del Real Colegio de Médicos de Inglaterra. Estuvo por primera vez en Gran Canaria entre octubre de 1888 y mayo de 1889. Producto de esa estancia son las observaciones meteorológicas que fueron leídas en el congreso anual de la British Medical Association en agosto de 1889 bajo el título de Gran Canary its climate an springs. Las continuas visitas a Gran Canaria condujo a Cleasby Taylor a seguir atentamente los registros de los fenómenos atmosféricos de la isla hasta octubre del año 1893 y que leyó el 21 de febrero del siguiente año en la Royal Meteorological bajo el título de Temperature, rainfall, and sunshine, as recorded during the past five years at Las Palmas, Gran Canary. Estuvo prestando servicios médicos en el hotel Metropol de la ciudad.
COOPER, William White.
Junto a James Clark* y William Wilde*, fue otro de las médicos que se acercaron a Tenerife para el estudio de la climatoterapia. Fue uno de los aspectos más importantes de la investigación científica que no sólo ocupó la atención en esta primera mitad del siglo, sino que continuaría durante el último cuarto del mismo, incluso, con más intensidad, cuando los médicos victorianos de la British Medical Associetion y The Royal College of Physicians, Royal College of Sargeons of England, así como miembros de las Universidades de Oxford y Edimburgo, muestran un interés inusitado por su estudio. Apenas se encuentran datos biográficos de este prestigioso médico, amigo y colaborador del doctor James Clark*. Visitó Santa Cruz de Tenerife en enero de 1840 y sus estudios sobre la capital verán la luz en su obra The invalid’s guide to Madeira, with a description of Tenerife, Lisboan, Cintra, Mafra, etc., publicada en Londres.
COUPLAND TAYLOR, Herbert (1855-1891).
Médico de Edimburgo y Juez de Paz de Lancashire y Yorkshire. Se dedicó desde muy joven a los estudios de la climatoterapia. Durante su corta vida colabora con la revista British Medical Journal dirigida por Ernest Hart y estuvo en el Puerto de la Cruz desde diciembre de 1887 hasta marzo de 1888, realizando registros meteorológicas para su tesis doctoral The Ocean as a Health Resort in Phthisis. Sus experiencias científicas en los diferentes centros de salud, recogidas en su obra Wandering in Search of Health, or Medical and Meteorological Notes on various Health Resorts, publicado en 1890, fue una gran contribución a las ciencias de la medicina y la meteorología.
CREAGH, Jaspar.
Sudamérica fue también centro de interés por parte de los médicos victorianos como posible centro terapéutico. Entre los prestigiosos doctores que se trasladaron al continente (Lombard, Weber, Symes Thompson, etc.) se encontraba Jaspar Creagh. No hemos podido encontrar datos sobre su vida, aunque parece que permaneció 20 años en Argentina. Después de descartar ese país como idóneo para el tratamiento de la tuberculosis visitó Tenerife. A pesar de estar poco tiempo viviendo en La Orotava en 1890, fue un gran defensor del Puerto de la Cruz como helth resort.
CROTCH, George R. (1842-1874).
El interés científico por las islas no solamente ocupó la botánica o la geología. La zoología, fundamentalmente la entomología, jugó un papel importante a lo largo del siglo XIX. George Crotch fue uno de los primeros entomólogos británicos que se acercaron a Canarias. No tenemos ningún dato biográfico sobre él. Solamente sabemos que estuvo en las islas recogiendo insectos coleópteros en el año 1864.
DARWIN, Charles (1802-1882).
Una de las figuras más señaladas de la ciencia contemporánea que apenas necesita presentación. En sus días de joven ya llevaba en su bolsillo un volumen del libro de Humboldt. Alexander Humboldt (1769-1859) acompañado del naturalista francés Aimé Bonpland (1773-1858) visitaría Tenerife en su ruta a América del Sur. Sus páginas dedicadas a la isla en la edición inglesa Personal Narrative of travels to the Equinoctial Regions of America durante la estancia en 1799, serían las que más cautivaron a la serie de naturalistas posteriores a él. Uno de los científicos que se sintieron fascinados por la isla, producto de la lectura de las páginas de su libro, fue Charles Darwin. Fueron tan cautivadores la exuberante vegetación y terrenos volcánicos descritos por el naturalista alemán, que Darwin llegó incluso a imaginarse nuevas y espectaculares especies en las arenas y los bosques de Tenerife. El libro de Humboldt tuvo una profunda influencia sobre Darwin y la ciencia natural victoriana en general. Esas nuevas especies, la vegetación tropical, el tan aclamado Drago de Franchi de La Orotava, las montañas volcánicas y el ascenso del Teide, etc., habían despertado tanto el apetito por la isla del joven Darwin, que aún sin partir de Inglaterra, su pensamiento estaba en Canarias. No hacía sino «leer y releer» a Humdoldt. Darwin tenía esperanza de visitar Tenerife en la expedición científica que el Almirantazgo había confiado al capitán Fitz-Roy en el bergantín el Beagle para el estudio de las costas de la Patagonia, Tierra de Fuego, Chile, Perú y de algunas islas del Pacífico, además de hacer una serie de observaciones cronométricas alrededor del mundo. Para Darwin el viaje sería la universidad que le ayudó a plantar la semilla de los fundamentos del evolucionismo, teoría que cambiaría decisivamente nuestro concepto del mundo y amenazaría los fundamentos de la sociedad.
Zarpó el Beagle el 27 de diciembre de 1831 del puerto de Devomport (suroeste de Inglaterra). Llegó al puerto de Santa Cruz de Tenerife el 6 de enero de 1832. Sin embargo, el cólera había sido declarado en Inglaterra y Darwin, afectado por él, tuvo que permanecer recluido en su camarote para recuperarse. El aire seco de las regiones subtropicales actuó como un bálsamo, lo que supuso que la enfermedad empezara a amainar. A pesar de que el naturalista inglés ya estaba totalmente recuperado, al barco se le aplicó la cuarentena por 12 días y no pudo desembarcar. El Beagle tuvo que retirarse de la orilla y permanecer dos días en las afueras del muelle. Con gran pesar para Darwin, el día 8 el capitán del Beagle decide continuar su rumbo. De esa manera, uno de los más grandes científicos de siglo no pudo satisfacer sus ilusiones de desembarcar en Tenerife.
DEBARY, Thomas.
No conocemos datos biográficos sobre este viajero. Como consta en la edición del único texto que escribió, Notes of a residence in the Canary Islands, the South of Spain and Algiers, era reverendo anglicano de la Apostolic Missionary de Gran Bretaña. Visitó Tenerife y Gran Canaria en febrero de 1848. Sin embargo, a pesar de su condición de sacerdote, no vino por razones eclesiásticas sino por problemas de salud. Llegó a Canarias en unos momentos decisivos en la vida de muchos isleños, y fundamentalmente de la iglesia, por lo que sus textos son de suma importancia para acercarnos a su estado en aquellos años.
DISTON, Alfred (1793-1861).
A Diston difícilmente se le puede considerar un viajero, pues vino a la isla de Tenerife en 1810 como director de la casa de comercio Pasley Little and Co. establecida en el Puerto de la Cruz, hasta que pronto se hizo socio principal de ella. Sin embargo, lo incluimos en el grupo de los viajeros porque a él le debemos toda una serie de reflexiones sobre los hábitos de los isleños y un grupo de dibujos a través de los cuales nos trasmitió la vestimenta de los naturales en una época en que las costumbres estaban cambiando y los vestidos tradicionales desapareciendo por la influencia de las modas foráneas. Vivió en el Puerto de la Cruz con dos de sus dependientes en la casa comercial mencionada, William Young y Charles Hilditch, de diecisiete y treinta y cinco años, respectivamente. Su interés por la botánica, costumbres y otros aspectos naturales de Tenerife le llevó a colaborar estrechamente con Sabin Berthelot, Barker Webb*, Piazzi Smyth* y muchos otros. Después de casarse con María Orea en 1836, mandó a buscar a su hermana Elizabeth. Sus hijos Alfredo, Carlota, Placida, Francisco y María de la Soledad nacieron aquí. Murió en 1861 y se encuentra enterrado en el British Cemetery del Puerto de la Cruz.
DOUGLAS, Mordey.
Aunque no conocemos datos biográficos de este prestigioso médico británico, nos detendremos en él por lo polémico de sus escritos. Como muchos otros médicos, visitó las islas por problemas de salud. Vino al Puerto de la Cruz (Tenerife) y Las Palmas en marzo de 1886. Regresó por las mismas fechas en 1887, pero en esta ocasión estuvo más tiempo en Las Palmas, donde residiría por vida. Su defensa de Gran Canaria para la convalecencia de los invalids en detrimento del Puerto de la Cruz y el ataque a Humboldt por la defensa del valle de La Orotava que hizo en la sesión anual de la British Medical Association en Dublín en agosto de 1887 (artículo titulado Grand Canary as a health resort) provocó un enorme malestar en Tenerife. Mordey Douglas vino a cuestionar la primacía del Puerto de la Cruz. En efecto, sus comentarios críticos sobre el clima y el marco natural del valle alabado por Humboldt -en su opinión Wensleydale en Yorkshide (Inglaterra) era mucho más bonito que el valle de La Orotava- originó un enfrentamiento entre la prensa de las dos islas capitalinas. Reconocía que la presencia del Teide era un elemento natural de gran belleza, pero a la vez el gran enemigo del valle porque su altura impedía el paso de las nubes originadas por efecto de los alisios. La consecuencia de ese fenómeno atmosférico era la formación de un mar de nubes sobre la zona, lo que los isleños llaman «panza de burro» y los ingleses «parasol», originando una mayor humedad y disminución de la temperatura. Para él, la comarca norteña de Tenerife tenía más grados que Las Palmas, pero los efectos de los alisios originaban una reducción que ni Ernest Hart ni el doctor isleño Víctor Pérez tienen en cuenta en sus análisis. No niega que en Las Palmas haya alisios, sin embargo, sin hacer análisis científico alguno, afirma que el aire de la capital gran canaria es más limpio, más puro, más moderadamente seco. El alisio es más «agradable», mucho más refrescante y estimulante que el del valle de La Orotava, que es más depresivo, bochornoso y enervante. Por lo tanto, el clima de Gran Canaria era para él muy superior. Además de estas «ventajas naturales» cuenta con un hermoso muelle que estaba siendo construido por Swanston and Co., un buen embarcadero (Santa Catalina), un agradable promenade, una estupenda playa de arena fina, teatro, museo, etc. De todas estas ventajas carecía el Puerto de la Cruz. La burguesía de Gran Canaria utiliza las afirmaciones del médico británico para polemizar sobre la supuesta idoneidad del Puerto de la Cruz. Inmediatamente El Liberal de Las Palmas se hace eco de la noticia y publica las conclusiones a la que llegó el médico inglés. Como era de esperar, el periódico La Opinión de Santa Cruz, en su número del 31 de ese mismo mes, responde en un tono burlesco. Desde la prensa tinerfeña se le reprocha a Mordey Douglas que tales ataques a Tenerife responden a una actitud vengativa porque no consiguió la dirección del Orotava Grand Hotel (futuro hotel Martiánez), empleo por el que él estaba interesado. No podemos ni confirmar ni negar tal afirmación, pero no debemos de olvidar que algunos médicos solían recomendar los lugares en muchas ocasiones por intereses personales. En particular, el discurso del médico inglés tiene un fuerte componente emocional. La polémica continuaría durante años. En la revista Ilustración Española y Americana del 28 de febrero de 1890, sale publicado un artículo firmado por J. Quintana y León. Insiste el grancanario que Las Palmas posee el mejor clima del mundo. «La Verdad en su lugar» es el titular de reproche con el que responde el Valle de la Orotava en su edición del 11 de abril del mismo año. «Gran Canaria disfruta de un excelente clima, como todas las islas, pero de ahí -dice el rotativo- a que atribuya tener el mejor clima hay una inmensa diferencia». Le reprocha al señor Quintana «que es hijo del patriotismo que en esa isla siempre ha sido ciego y que no se puede hacer gratuitamente tal aseveración como otras que no nos ha sido posible contener una sonrisa al pensar en nuestro autor». A pesar de eso, su señora instaló el hotel Salamanca en Santa Cruz.
EDWARDES, Charles.
No sabemos nada de este viajero, cuyo nombre aparece sin embargo mencionado en los escritos de otros viajeros. Llegó a Tenerife en el invierno de 1887-1888. Su libro Rides and Studies in the Canary Islands, publicado en Londres en noviembre de 1888, está ilustrado con fotografías de Marcos Baeza, Alfred Samler Brown y una acuarela de Miss Yeatman, una residente británica en el Puerto de la Cruz, que junto a Peter S. Reid, Helen Smith, Coronel Hubbard formó parte del comité para poner en marcha el proyecto de una iglesia anglicana All Saints de la ciudad turística. Visitó, aparte de Tenerife, La Palma y Gran Canaria. A pesar de que su libro se basa fundamentalmente en la obra de Viera y Clavijo, Noticias de la historia de las islas Canarias, hace un interesante retrato de la sociedad isleña del momento.
ELLERBECK, J.H.T.
No se ha encontrado ningún dato biográfico. Natural de Liverpool, J. H. T. Ellerbeck viajó por primera vez en el año 1891. Permaneció en la isla dos meses y se quedó en el Hotel Aguere de La Laguna. Durante esta estancia escribió un libro de viajes Madeira and the Canary Islands, publicado el mismo año en el taller familiar de Bold Street en Liverpool. Ellerbeck vuelve a las islas en 1892 y redacta una segunda edición bajo el título de A guide to the Canary Islans calling at Madeira. Con un lenguaje muy fluido y brevedad expresiva, logra, en esta ocasión, hacer un libro de bolsillo muy útil para los viajeros. Es una guía donde el comentario social e histórico está ausente, pero, por el contrario, recoge todos los hoteles y precios de alojamiento, comidas, equivalencias monetarias, etc., además de recomendar tours de visitas a los lugares de mayor interés para los viajeros «con prisa» y los viajeros «con más tiempo». La ilustra con mapas de las islas, planos de los pueblos, vocabulario de las principales palabras portuguesas y españolas.
ELLIS, Alfred Burton.
Tampoco conocemos datos biográficos de este autor. Como consta en su obra West African Islands publicada en 1885, fue Mayor del Primer Regimiento británico de la India Occidental. De las 350 páginas de la obra 95 están dedicadas a sus frecuentes visitas que hizo a Tenerife y Gran Canaria entre los años 1871 y 1882. Moriría en Santa Cruz de Tenerife el 5 de marzo de 1894 y fue enterrado en el cementerio protestante de la ciudad.
ELWES, Robert.
En el siglo XIX, dar la vuelta al mundo acabó por animar la mirada de muchos británicos. En muchos, los motivos más fuertes solían ser el entusiasmo comercial, misionero o científico. Pero en otros estaba el placer. Ese fue al parecer el de Robert Elwes. Desconocemos cualquier dato biográfico sobre él. Visitó Tenerife en la primavera de 1848, mientras realizaba su travesía alrededor del mundo. Solamente permaneció en Santa Cruz, ciudad a la cual le dedica una curiosa reflexión.
FOOTE, Mrs. Henry Grant.
Desconocemos cualquier referencia biográfica de ella. Era esposa del cónsul de Gran Bretaña en Lagos Henry Grant Foote. Viajó a Tenerife en 1860 después que su marido la mandara a buscar junto a su hija. Como el segundo viaje de Mary Kingsley, permaneció horas en el muelle de Santa Cruz, el tiempo suficiente para hacer una interesante descripción de la ciudad.
FRASER, Patrick Neill.
Este botánico de Edimburgo que visitó Tenerife y Gran Canaria en el invierno de 1887 vino en compañía de su colega W. B. Boy*. Juntos recorrieron las islas y las abandonaron el 27 de marzo del mismo año. Tampoco se conoce ningún dato sobre este naturalista escocés.
GAGEL, ?.
No tenemos datos biográficos de este geólogo británico, ni sabemos exactamente cuando estuvo en Canarias, aunque es muy probable que viniera a finales del siglo XIX. Lo único que estamos seguro es que estuvo en Gran Canaria trabajando sobre la formación de las dunas de arena entre el Confital y las Alcaravaneras. También realizó estudios sobre los componentes volcánicos y las erupciones basálticas de la Isleta.
GEIKIE, James (1839-1915).
Reputado geólogo escocés, hermano del también afamado geólogo Archibald Geikie. Fue presidente de la Royal Society of Edimburgh en 1875, miembro de la de Londres, de la Geological de Survey y profesor de geología de la Universidad de Edimburgo. Autor de numerosos libros sobre la prehistoria de Europa, vino a las islas en el primer lustro de los años ochenta. No sabemos la fecha exacta de su llegada a Gran Canaria, la única isla que visitó. Geike sostuvo el mismo punto de vista de Charles Lyell* sobre la formación de las islas y recomendó Las Palmas como el mejor sitio de Canarias para establecer un health resort, con su afirmación «Gran Canaria es mucho más interesante que Tenerife».
GRABHAN, Michael Comport (1840-1935).
Médico escocés que padecía de tuberculosis. Se estableció en 1861 en Madeira por el resto de su vida. Sus investigaciones médicas, botánicas y meteorológicas de la isla portuguesa lo acreditaron como una auténtica institución en el tratamiento de la tuberculosis. Siguiendo las recomendaciones de James Clark* sobre los beneficios de una residencia alternada en Madeira y Tenerife, realizó varios viajes a la isla canaria para poner en práctica esa medida en el Puerto de la Cruz como método de tratamiento de los enfermos crónicos de tuberculosis o bronquitis.
GRAY, sir John Edward (1818-1875).
A pesar de ser médico de profesión, su actividad científica se centró en la botánica y, sobre todo, en la zoología. Entre las muchas sociedades de la que era miembro destacan la Linnean Society, Philosophical Society, Entomological Society, etc. Junto con su amigo Thomas V. Wollaston* decide visitar Tenerife en 1858 para luego continuar rumbo a las Antillas.
GROSSER, A.W.
A partir del segundo lustro de los ochenta, las islas, fundamentalmente Tenerife y Gran Canaria, se vieron invadidas por turistas. Algunos permanecieron una larga temporada, formando lo que se ha llamado turismo residencial. Muchos escribieron sus experiencias, en ocasiones publicadas en forma de libro, y otros en las columnas de los rotativos de su país. Así, los periódicos londinenses están llenos de colaboraciones escritas por los turistas o viajeros, en algunos casos acompañadas de dibujos. A esta categoría pertenece A.W. Grosser. Residente de la comunidad británica en Las Palmas por una temporada, a su regreso escribió un artículo en The Illustrated London News del 13 de diciembre de 1890 alabando las islas e ilustrándolo con un dibujo a plumilla del valle de San Roque desde la carretera de Tafira. Por supuesto, no se ha podido localizar ningún dato biográfico de él.
HADFIELD, William (1806-1887).
Hadfield es de los pocos empresarios y comerciantes victorianos que escribió y publicó sus experiencias a lo largo de su vida. Su actividad comercial la realizó en Sudamérica, sobre todo en Brasil, y por muchos años fue secretario de la General Steam Navegation Company. Visita Tenerife en marzo de 1853, donde solamente permaneció en Santa Cruz.
HARCOURT, Edward Vernon.
Fue uno de los tantos viajeros que proliferaron en la Inglaterra del siglo XIX. No se conoce datos biográficos de él. Procedente de Madeira visitó Tenerife en 1850 para contemplar el Drago milenario del Jardín del Marqués del Sauzal en La Orotava, que fue derribado totalmente como consecuencia del huracán en marzo de 1867.
HARRIS, Henry E.
Ornitólogo del cual no hemos localizado ningún dato sobre su vida. La importancia que adquiere la confección de los atlas ornitológicos, traería a Tenerife entre 1887 y 1888 a uno de los mayores ornitólogos ingleses del momento, Edmund G.B. Meade Waldo*. Siguiendo sus pasos, Henry Harris se traslada a finales de los años noventa (marzo de 1899) a Fuerteventura, Tenerife y Gran Canaria, isla donde no había estado Meade Waldo, para confeccionar el catálogo ornitológico de estas islas.
HART, Ernest Abraham (1835-1898).
Prestigioso médico londinés, colaborador del periódico The Time, la revista médica Lancet entre los años 1863-1866 y director desde 1886 a 1898 de la influyente British Medical Journal. Acompañado de su esposa y del afamado doctor victoriano sir Thomas Spencer Wells*, su profesor en la Universidad de Londres, llega a Tenerife el 21 de marzo del año 1887 para examinar el nuevo health resort del Puerto de la Cruz y concretamente su reciente Sanatorium o Orotava Grand Hotel (futuro hotel Martiánez). Su estancia en la isla fue de tres semanas. Los dos médicos acreditaron al Puerto de la Cruz como el mejor centro de salud del sur, sin embargo, sería precisamente Ernest Hart quien con sus artículos publicados en su propia revista British Medical Journal, editado posteriormente como libro bajo el título de A winter trip to the Fortunate Islands, despertó un auténtico entusiasmo en todos aquellos enfermos que creyeron ver en Tenerife el descubrimiento de un nuevo paraíso. Si los médicos James Clark*, William Wilde*, Gabriel Belcastel y William Marcet*, entre otros, fueron los grandes artífices de la investigación científica de la climatoterapia en Tenerife, el doctor Ernest Hart fue sin duda el que realmente estableció la fama del valle de La Orotava como health resort. Él y Spencer doctores recibieron el 11 de abril de 1887, en medio de una pequeña recepción en el salón del hotel, el Diploma de Miembros Honorarios por parte de la Sociedad Médico Quirúrgica de Tenerife. Después de visitar Tenerife, su diabetes sólo le permitió realizar otro viaje en el invierno de 1894-1895 ala India. La muerte le alcanzó en Brighton el 7 de enero de 1898. Los periódicos, revistas médicas, etc., de Londres y a lo largo del Imperio británico llenaron sus páginas de necrológicas lamentando la gran pérdida que supuso su fallecimiento para la comunidad médica británica.
HOLMAN, James (1786-1857).
Desde muy joven perteneció a la Royal Narvy. Su profesión marinera le había despertado una afición por el viaje tan grande que sentía un irresistible impulso por adquirir conocimientos de todas las partes del mundo. Pero a la edad de 25 años se quedó ciego. La angustia de tal desgracia refuerza aún más su ansia de conocer las islas y las regiones cálidas de la costa occidental de África para el beneficio de su salud. Confía en la amabilidad de sus acompañantes para que le informaran de los lugares que visitaba. Partió desde Woolwich el 2 de julio de 1827 y llegó el miércoles 16 de agosto, después de una estancia en Plymouth y Madeira. Abandonó la isla el 19 por la tarde con pesar, pues solamente tuvo el tiempo suficiente de disfrutar Santa Cruz.
HOOKER, sir Joseph Dalton (1817-1911).
Este prestigioso botánico, presidente de la Royal Society de Londres desde 1873 hasta 1878, fue condecorado por la Academia de Ciencias de Suecia con la Linnean Medal. Desde que conoció a Charles Darwin*, en 1839, fue su íntimo amigo, hasta tal punto que fue al primero que le confió sus concepciones evolucionistas. Tan pronto salió a la luz «El origen de las especies» en 1859, Hooker fue el primero en apoyarlo públicamente. Siendo director de Kew Garden, cargo que ocupó desde 1865 hasta 1885, proyectó en abril de 1871, en compañía de John Ball*, el viaje para explorar la vegetación de Marruecos y su relación con las Canarias. No se acercó a Tenerife pero redactó los capítulos dedicados a la flora autóctona. Precisamente Hooker animó a Marianne North* que visitara Tenerife para que pintara la vegetación de la isla. Le dio para tal fin una carta de recomendación para el encargado del Jardín Botánico de La Orotava, German Wilpred. Fue él también quien en 1882 abrió la sala Marianne North Gallery en los jardines de Kew para exponer las pinturas que la viajera realizó en la isla.
HUTCHINSON, Thomas J.
No hemos hallado ningún dato sobre la vida de este viajero. Zarpó de Liverpool el 23 de septiembre de 1856 con destino a Madeira, Tenerife y la costa occidental de África con el objeto de recalar información fundamentalmente sobre las condiciones climáticas. Así, después de una estancia en la isla portuguesa desembarcó en Santa Cruz, donde permaneció varios días.
HUXLEY, Thomas Henry (1825-1895).
Otra de las figuras más señaladas de la ciencia contemporánea que, como Charles Darwin*, apenas necesita presentación. Su temprano interés por la historia natural acabó con su profesión médica. En 1851 fue elegido miembro de la Royal Society de Londres y en 1854 nombrado profesor de historia natural en la Royal School of Mines. Cuando Huxley leyó «El origen de las especies» de Darwin se convirtió inmediatamente en un ardiente defensor del evolucionismo. Actitud que le conduciría en 1860 a enfrentarse con el Obispo de Oxford, Samuel Wilberforce. Pero pronto, hacia 1870, comienza a padecer problemas pulmonares, viéndose en la necesidad de trasladarse a regiones cálidas para su convalecencia. Por esta razón, el 3 de abril de 1890, acompañado de su hijo Harry, sale de Londres a bordo del vapor Aorangi para probar fortuna en las islas. Ya antes de alcanzar Tenerife comenzó a notar mejoría y recuperar peso. Llegó a Santa Cruz el 10 del mismo mes por la tarde, para posteriormente trasladarse a La Laguna y de ahí al Hotel Buen Retiro de Güímar, lugar de descanso durante su estancia en la isla. Hizo excursiones hacia Las Cañadas y el Puerto de la Cruz, sin atreverse a subir el Teide por miedo a que la caída de las temperaturas nocturnas afectara su salud. Abandonó la isla el 2 de mayo con destino a Madeira, desde donde regresó con pesar a Londres el 18 del mismo mes.
JOHNSON, sir George (1818-1896).
Prestigioso doctor de la Royal College de médicos de Londres y miembro de la Royal Society.La Reina Victoria lo señaló como Medico-Extraordinario en 1889. Johnson fue conocido como una gran autoridad en enfermedades del riñón y del cólera. Escribió varios tratados sobre todas ellas. No sabemos exactamente cuando visitó Tenerife, aunque suponemos que fue en los primeros años de los ochenta. Sus comentarios sobre el clima de las islas son frecuentemente utilizados por médicos británicos, como Ernest Hart, o el mismo Jorge Víctor Pérez.
JOHNSTON, Henry Hamilton (1858-1927).
Explorador británico, botánico y pionero de la administración colonial del Imperio en África. Viajó por todo el territorio del continente negro, lo que le permitió llegar a ser un experto en lenguas nativas, recoger gran cantidad de objetos de historia natural y que publicaría en 40 libros y artículos periodísticos. En 1885 fue designado por tres años como cónsul del protectorado de Nigeria. Es durante esa fecha cuando visita Tenerife en varias ocasiones, interesándose fundamentalmente por el mundo guanche, además de ser un gran defensor de Santa Cruz como health resort.
KINGSLEY, Mary Henrietta (1862-1900).
Hermana de los novelistas y poetas Henry y Charles Kingsley. Paradigma de la viajera victoriana de la clase media. Confinada a la casa y el jardín, pasó una vida solitaria e infeliz cuidando a sus padres en su pequeña casa de Highgate (Londres). Pero curiosamente el hecho de ser su padre un excelente viajero, su casa estaba llena de libros y de objetos de la historia natural de los lugares exóticos que visitó. Además, era un gran orador y no se cansaba de contar sus experiencias a la joven Kingsley. Todo ello despertó una pasión irresistible en ella por viajar. Cosa que realizaría sola tras la muerte de sus padres y la partida de su hermano para Asia. Su ilusión era ir también a Asia, pero la falta de recursos económicos le impidió hacerlo y decide entonces hacerlo a Canarias en 1892, más barato y familiar. Aquí hizo amistades con comerciantes británicos que trabajaban en la costa africana y se familiarizó con el continente negro. Regresó a Londres y preparó sus viajes a África, por los cuales fue reconocida. El primero lo hizo en agosto de 1893 y permaneció solamente seis meses. Mientras que el segundo lo realizó entre diciembre de 1894 y noviembre de 1895. En ambos viajes también visitaría la isla, aunque en estas ocasiones por pocas horas.
LATIMER, Frances.
No se ha encontrado ningún dato sobre esta joven inglesa de Plymouth que, como a todas las victorianas, le encantaba viajar. En 1883 había visitado Madrid. Evitaba trasladarse a los lugares donde la mayoría de los ingleses solían ir de turismo, como Italia, Francia, etc. Por tal razón, dado que las islas eran aún poco frecuentadas, decidió venir en el invierno de 1887. Viaja a Canarias acompañado de su padre, el periodista Isaac Latimer* (con quien solía ir a todas partes) en el boque Arawa de la línea naviera Shaw, Savill and Albion Company. Llegaron al muelle de Santa Cruz de Tenerife el 3 de marzo de 1887. El 20 de ese mes se trasladan a Gran Canaria donde permanecieron hasta el 4 de abril. Regresaron a Inglaterra el 7 de mayo. Fue tanto lo que le encantó las islas (visitaría solamente Gran Canaria y Tenerife), que permaneció cuatro meses. Su intención no era elaborar una guía turística ni hablar sobre las islas. Solamente pretendía escribir cómo es la vida de un inglés de visita en Canarias. Lo consiguió.
LATIMER, Isaac.
Padre de la joven Frances, era el director del periódico Western Daily Mercury de Plymouth. Tampoco se conocen datos biográficos de este viajero. Fue precisamente en su periódico donde publicó en varios números sus impresiones sobre las islas de Gran Canaria y Tenerife. Pero, la insistencia de los lectores a que las reeditaras por el éxito alcanzado, le obliga a agruparlas en un libro (Notes of Travels in the Islands of Tenerife and Gran Canaria) y añadirle mapas y un apéndice, dando información sobre las líneas navieras (precios, horarios, etc.) para ayuda de los futuros visitantes a las islas.
LEE, Harold.
No hemos hallado ninguna información sobre la vida de este viajero. Vino a Canarias (visitó solamente Tenerife y Las Palmas, además de Madeira) recién inaugurado el Grand Hotel del Puerto de la Cruz a finales de 1886, y en su libro Madeira y las Islas Canarias (guía para turistas) da una detallada información referente a los hoteles de las islas, sus gentes, las condiciones climáticas y las diferentes maneras de viajar al Archipiélago. Su obra refleja un conocimiento preciso de la sociedad canaria del momento y ocupa un lugar indiscutible en la literatura de viajes. Conoció dos ediciones, una en 1887 y la segunda en 1888.
LEIGHTON, Frederick (1830-1896).
Pintor de inmenso prestigio en su tiempo, amigo de los más destacados del grupo de los prerrafaelistas. En Roma conoció a los novelistas William Makepeace Thackeray, George Sand, al poeta Robert Browning, etc. La reina Victoria era una gran admiradora de su obra hasta tal punto que adquirió el cuadro Cimabue’s Madonna exhibido en la Royal Academy de Londres en 1855. A él se le debe el retrato de Richard F. Burton, ejecutado en óleo en el año 1876. Estuvo en Tenerife en el año 1887, de cuya visita es la obra titulada «Vista del Puerto de la Cruz desde el Penitente», actualmente en el Ayuntamiento de dicho municipio. La casa y estudio que construyó en Holland Park Road, Kensington (Londres) es hoy el Museo Leighton.
LEVESON, H.A.
No hemos hallado ninguna información sobre su vida. Pertenece a esa categoría de viajeros que, fascinado con Tenerife no resiste la tentación de escribir sobre la belleza de su paisaje, la pureza del cielo y el afamado Teide en el periódico The Illustreted London News. A la vez dibujó la montaña de la isla de forma elegante y muy singular.
LOWE, Richard Thomas (1802-1874).
Naturalista y reverendo protestante inglés. Su delicada salud le obliga a viajar desde muy joven a Madeira. Aprovecha la estancia en la isla portuguesa para trabajar sobre su flora y fósiles. Publica en 1834 una lista de 71 variedades. En 1858 se acerca a Canarias y trabaja también sobre su flora y conchas, relacionándolas con las de Madeira y el continente africano. Tuvo una estrecha colaboración con Charles Lyell* y, en las islas, con Wollaston*. Elaboró una lista de las especies vegetales y conchas de ambos archipiélagos.
LYELL, sir Charles (1797-1875).
Geólogo escocés autor de la obra Principios de Geología. El libro alcanzó once ediciones y sus teorías tuvieron una influencia decisiva en el futuro del desarrollo de la ciencia. Lyell viajó a Madeira y Canarias (Tenerife, Gran Canaria, La Palma y Lanzarote) en diciembre de 1853 para estudiar la geología volcánica de las islas atlánticas y su relación con la costa occidental africana. Estuvo hasta mediados de abril de 1854. Lyell defendió el origen volcánico de las islas atlánticas (Azores, Madeira y Canarias), en oposición a ciertos naturalistas que defendían que eran fragmentos de tierras conectadas una vez con la Europa occidental y el Norte de África. Según él, las primeras erupciones tuvieron lugar en el Mioceno Superior. A su regreso a Inglaterra acepta la teoría evolucionista y no dejó de trabajar con Charles Darwin*. Lyell había venido con el botánico inglés Charles James Fox Bunbury*, aunque éste sólo visitó Madeira y Tenerife.
MACKENZIE, Donald.
A pesar de no poseer ningún dato biográfico sobre él, Mackenzie fue el fundador de la colonia británica en Cabo Juby (Tarfaya) y comisionado especial de la British and Foreign Society contra la esclavitud en Zanzíbar, África del Este y Mar Rojo. En su primera visita a Tenerife, finales de 1875, escribió sus impresiones sobre la isla. Continuaría visitándola en lo sucesivo por razones diplomáticas y de placer, hecho que le permitió adquirir un conocimiento bastante amplio de la sociedad canaria del momento. Cuando se encontraba hospedándose en el Hotel Cuatro Estaciones (Las Palmas) se encontró con Charles Barker*.
MACKENZIE, sir Morell (1837-1892).
Laringólogo miembro de la Royal College of Surgeons de Londres y fundador en 1863 del hospital de laringología en King st. Golden de la capital británica. El prestigio de Mackenzie lo alcanzó en el campo de la laringología. Fue el primer médico inglés en hacer operaciones de la garganta. Su reputación en esta especialidad es aprovechado por el príncipe de Alemania, mas tarde el emperador Federico III, para que lo opere del cáncer de garganta que padecía. Después de la estancia de un año en Berlín, viajó a Tenerife en la primavera de 1889. Aquí puso al descubierto y alerta de las pésimas condiciones de alojamiento en la isla en un extenso artículo publicado en la revista The Nineteenth Century de julio de 1889 y reproducido por el Diario de Tenerife en 1890, siendo director del periódico tinerfeño Patricio Estévanez Murphy. A pesar de sus críticas, sir Morell Mackenzie fue un gran defensor del Puerto de la Cruz y en general de Tenerife como health resort.
MACLAREN, Duncan.
Escocés de Edimburgo del que no se conocen datos biográficos sobre su persona. Viajar fue una de las grandes pasiones de MaClaren. Recorrió gran parte de Europa. Atraído, como todos los británicos, por el Teide visitó Tenerife para subirlo. Vino en el año 1845, aunque su relato Visit to Teneriffe fue publicado entre los años 1884-85. Aparte de su experiencia de la ascensión a la montaña, dejó en bello relato de su estancia.
MARCET, William (1829-1900).
Nacido en Génova, pero de padres ingleses, este prestigioso laringólogo inglés estudió medicina en la Universidad de Edimburgo y fue miembro de la Royal Society de Londres. Viajó a Tenerife en 1878. William Marcet destacó el fenómeno de los vientos alisios y su relación con la climatoterapia. Tuvo estrechas relaciones con los médicos Víctor Pérez González y Tomas Zerolo.
Marcet fue el primer médico que estudió con fines terapéuticos el clima de Las Cañadas. Respondía al interés que se estaba despertando en la medicina victoriana (Edward Whymper, Webwe, Bert, Jourdanet, Williams, etc.) por el estudio de los lugares de altitudes de 2.500 a3.500 metros, dado el poder antiséptico de la atmósfera a esas altura. Permaneció 12 días en Alta Vista, a 3.500 metros sobre el Teide, investigando las temperaturas a esa altitud. Quizá el hecho de que William Marcet se dedicase muy poco al trato con pacientes ‑prácticamente toda su vida la dedicó al viaje y a la investigación‑, hizo que sus escritos y opiniones sobre Tenerife no se popularizaran demasiado, lo que no sucedería con posteriores compatriotas suyos que a través de la consulta médica influyeron mucho más en el conocimiento de Tenerife y, en particular del Puerto de la Cruz. Sin embargo, sus trabajos fueron una referencia obligada para muchos doctores victorianos.
MASON, Nathaniel
Las cuevas sepulcrales de los guanches siempre fueron de interés por los británicos. Durante años habían viajado para llevarse desde huesos hasta las momias aborígenes. Nathaniel Mason fue uno de esos británicos que se trasladaron a Tenerife en busca de los tan codiciadas restos. No conocemos datos biográficos de este viajero. Como consta en el relato que conservamos, era miembro de la Royal Geographical Society de Londres y estuvo haciendo excavaciones en cuevas de enterramientos guanches en el invierno de 1856 en Tenerife.
MEADE-WALDO, Edmund G.B. (1855-1934).
Edmund Gustavus Bloomfield Meade-Waldo es probablemente el más conocido por su labor de conservación del Red Kite de Gales. Nació en Hever Castle y recibio su educación en Eton College y Magdalene College, Cambridge University. Coleccionó aves del Atlas de Marruecos, de la Península Ibérica, además de las islas. Fue vicepresidente de la BOU en 1923 un activo miembro de la Zoological Society de Londres, de la Royal Society de la Protection of Birds, la Society for the Protection of the Fauna del Emperio, la British Ornithological Union y la Society for the Establishment of Nature Reserves.
Edmund Meade-Waldo es uno de los mayores ornitólogos británicos. Sus estudios sobre la avifauna de las islas, junto con los realizados por Sabin Berthelot y Philip Webb*, contribuyeron decisivamente en su conocimiento y clasificación. Vino a Tenerife a principios de 1887 y permaneció hasta finales del año 1888, hospedándose en una casa que le alquiló a la familia Cólogan (Puerto de la Cruz). Durante esos años realiza trabajos de campo en Tenerife, La Palma, La Gomera y Fuerteventura, donde le acompañó su compatriota Canon Tristram*. Una vez de regreso a Inglaterra, vuelve a visitar las islas en 1889 donde continúa trabajando sobre los pájaros de Tenerife. Conoce a Anatael Cabrera con quien entabla amistad. Luego visitaría Tenerife con frecuencia hasta su último viaje en el año 1891.
MELLAND, Brian.
No hemos hallado ningún dato sobre este médico británico. Lo único que podemos decir de él es que era de Manchester. Melland pertenece al grupo de médicos que visitó las islas cuando Canarias se estaba convirtiendo en un health resort de prestigio en Inglaterra para analizar sus características climáticas. Vino a las islas en el invierno de 1896, permaneciendo la mayor parte del tiempo en Gran Canaria. Producto de su permanencia es su libro Climatic treatmen in Grand Canary publicado al año siguiente. En su trabajo, Melland defiende fehacientemente la isla como ideal por sus condiciones climáticas y aconseja el clima de montaña desde la altitud de 450 a 700 metros, como Monte, el más beneficioso para la convalecencia de los invalids.
MITCHINSON, Alexander William.
Son nulos los datos biográficos de este viajero. A pesar de eso, fue un viajero incansable (sus relatos de viajes ocupan 8 volúmenes) y un extraordinario observador de la naturaleza y carácter de los pueblos de África y la vida colonial en el continente negro. La misma capacidad tuvo a la hora de describir algunos aspectos de Santa Cruz y sus habitantes cuando permaneció por espacio de varios días en 1879.
MORRIS, sir Daniel (1844-1933).
Morris fue un prestigioso botánico que por sus servicios al Imperio y cargos que ocupó durante su vida (Director de los Royal Botanic Gardens de Ceylán [1877], de Jamaica [1879-86], Comisionado Imperial en las Antillas [1898-1908], etc.) recibió las más altas condecoraciones que un naturalista podía recibir en Gran Bretaña (Medalla de Oro, Medalla de la Reina Victoria, Medalla Primera clase de Ciencias Naturales, etc.). Su plena dedicación al estudio de la botánica mundial le condujo a explorar la vegetación de las Honduras británicas, de las Antillas, etc. Fue mientras ocupaba el cargo de Director asistente de la Royal Botanic Gardens de Kiew (1886-1898) cuando visita Canarias en marzo de 1893. Su itinerario se reduciría a las islas de Tenerife y Gran Canaria. En su escrito leído el 14 de mayo de 1895 en la Royal Horticultural Society, Morris no solamente hace un interesante análisis de la vegetación y recursos vegetales de las islas, sino que también supo retratar algunos aspectos de la vida en las islas.
MOSELEY, Henry Nottidge (1844-1891).
Prestigioso naturalista inglés que en 1872 fue señalado por la British Admiralty para la expedición del Challenger*. Estuvo encargado de la recolección de plantas de las islas, pero a diferencia de sus compañeros Tomson* y Murray*, quedó enamorado de Tenerife y en sus escritos hace una interesante reflexión sobre la vida de los isleños. Después de su regreso a Inglaterra es elegido miembro de la Royal Society (1879) y de las sociedades de zoología y antropología de Londres.
MURRAY, Elizabeth (1815-1882).
Hija del retratista y grabador Thomas Heaphy era una mujer con espíritu independiente que decidió tomar el Royal Tar para Tánger. Sin transcurrir el año se casó con el cónsul británico en esa ciudad africana, Henry John Murray. En 1850 es destinado a Tenerife para hacerse cargo del consulado en Canarias, puesto que desempeñó hasta 1860. Es pues, la función diplomática que desempeña su marido lo que determina la llegada de Elizabeth a las islas. Se dedica a pintar, fundamentalmente en acuarela, un arte que había cultivado desde su juventud. Hizo sus tours particulares por las islas (Tenerife y Gran Canaria), los cuales recoge en su libro Sixteen years of an Artist’s Life in Marrocco, Spain and the Canary Islands, publicado en Londres en 1859. El hecho de permanecer cerca de 10 años en Tenerife, le ofreció la posibilidad de dedicar todo el segundo volumen (344 páginas) a los más diversos temas etnográficos, históricos y sociológicos. Sin lugar a dudas, fue el mejor retrato que se hizo de la sociedad decimonónica canaria hasta la aparición en 1887 del libro de Olivia Stone.
MURRAY, sir John. (1841-1914)
Naturalista escocés y amigo de Robert Louis Stevenson, que después de abandonar sus estudios de medicina se inició en la oceanografía. Murray fue uno de los grandes organizadores, junto con Moseley* y Thomson*, de la expedición del Challenger. Durante el viaje fue el encargado de la recolección de las especies marinas. Desde 1882 hasta 1894 fue el director de investigaciones de Biología marina de Escocia.
MURRAY, Richard Paget (1842-1908).
Párroco, miembro de la Apostolic Missionary y de la Linnean Society de Londres. No hemos hallado ningún dato sobre él. Sin embargo, fue un hombre de extraordinaria importancia, pues clasificó la Vicia scandens. Viajó a Tenerife, como muchos victorianos, por problemas de salud, a finales de los noventa para trabajar sobre la flor endémica Vicia scandens en Los Órganos de Aguamansa (La Orotava).
NORTH, Marianne (1830-1890).
Marianne North tuvo muy poca formación escolar y recibió lecciones de canto y piano en su casa. Nada de eso la satisfacía y pronto se despertaron en ella aptitudes para la pintura, lo que le anima a aprender por su cuenta técnicas pictóricas y estudiar la vida de las plantas. Viajó ampliamente por Europa con sus padres, pero a la muerte de estos, comenzó a viajar sola. Era amiga personal del botánico sir Joseph Dalton Hooker* y Charles Darwin*, quien le sugirió que pintara la vegetación australiana y le animó a hacer lo mismo con la de Tenerife. La extraordinaria acuarelista llegó a Tenerife el 13 de enero de 1875 acompañada por su amiga Mary Ewart. Mientras su amiga permaneció 15 días en La Orotava, North se quedó tres meses en la isla. Algo más de uno en La Orotava, donde se hospedaría en el hotel Hepérides del pueblo y dos en la casa de Charles Smith, Sitio Little en el Puerto de la Cruz. Durante su estancia, no sólo nos dejó una obra gráfica donde recoge algunas de las especies botánicas cultivadas en su interior del jardín de Sitio Little ‑ el drago, buganvillas, rosas cherokee, etc.‑ que puede admirarse en la Marianne North’s Gallery, en Kew Gardens de Londres, sino que también recoge una detallada descripción de la exquisita colección de plantas de Tenerife, aparte de sugerentes notas sobre la vida y costumbres de los isleños. Recorrió parte de la isla (San Juan de la Rambla, Icod, Los Realejos, etc.) y se quedó tres días en la Rambla de Castro de Los Realejos. Se relacionó con muchas gentes de la alta sociedad isleña, e incluso una de sus miembros, la Marquesa de la Florida, le sugirió que se quedase más tiempo en su casa como invitada, a lo que Marianne North renunció, pues aún le quedaba por recorrer California, Japón y Singapur.
PEARCE, Robert.
No se conocen datos biográficos de este viajero. La única noticia que tenemos de él es que visitó Tenerife en compañía del Capitán Clapperton* y otros ingleses en octubre de 1825 acompañado de un termómetro de mercurio para realizar mediciones de las temperaturas a diferentes altitudes del Teide. Sus trabajos fueron de suma importancia. Constituyen en sí los primeros registros que se hacen de este tipo en la montaña de la isla. Además, sus observaciones se realizaron simultáneamente con Santa Cruz y el Puerto de la Cruz.
ROWE, Bernard.
Visitó Tenerife en el invierno de 1890-1891. Conoció a Walter L. Boreham, abogado británico residente en el Puerto de la Cruz, quien le suministra los registros meteorológicos realizados por él mismo en el Puerto y los del Centro Meteorológico de La Laguna. Eso le dio la oportunidad de estudiar las características climáticas de los lugares, no dudando en recomendar La Laguna, ciudad de la que se enamoró, como health resort de montaña. Aunque dejó extensos comentarios sobre su estancia, se desconoce cualquier dato sobre su vida.
SAXE-COBOURG-GOTHA, hermanos Albert Victor y George.
La Casa Real británica decide que la expedición alrededor del mundo a bordo de la fragata Bacchante de los hijos del Principes de Gales, los príncipes Albert Victor y George (futuro rey de Gran Bretaña entre 1910 y 1936 y abuelo de la actual reina Isabel II) visitaran Tenerife para que los jóvenes príncipes subieran el Teide. La fragata llegó el 3 de diciembre al muelle de Santa Cruz donde fueron recibidos por el vicecónsul John H. Edwards y Charles Hamilton. En sus diarios de viaje señalan que después de visitar el museo arqueológico y las banderas de Nelson en la Iglesia de la Concepción hacen noche en el navío para el día siguiente trasladarse a La Orotava con el fin de cumplir su objetivo. Para tal evento, la Casa Real había designado como anfitrión en la isla a Benjamín Adolfo Renshaw D’Orea, considerado miembro de la nobleza y que había estudiado 20 años en el colegio jesuita Stonyhurst de Cumbria en Inglaterra. Con su calesa y tres carruajes más, Benjamin Renshaw recoge temprano a Albert Victor y George. Después de almorzar en su casa de La Laguna llegan a La Orotava a las tres de la tarde del 4 de diciembre. En el Hotel Teide de Luis Fumagallo se celebra un baile con la asistencia de la más distinguida aristocracia y burguesía del pueblo. Acompañado por Peter Reid y otros subieron de madrugada a Las Cañadas, pero no pudieron realizar el ascenso del Teide por la nieve. Regresaron a Santa Cruz por la tarde. La familia Hamilton dio un baile en su honor para posteriormente recogerse y abandonar la isla al día siguiente.
SMYTH, Charles Piazzi (1819-1900).
De padres británicos, Charles nació en Italia y fue bautizado en la Iglesia Anglicana de Nápoles. Su padre, William Henry Smyth, oficial de la Royal Narvy en Sicilia, decidió ponerle el apellido Piazzi en memoria de su gran amigo, el astrónomo italiano Giuseppe Piazzi (1746-1826). A su regreso a Inglaterra se dedica a la literatura y la astronomía, ingresando en la Royal Astronomical Society y Royal Society de Londres. En este ambiente familiar se educó Charles Piazzi Smyth. Desde muy joven conoce y trabaja con astrónomos del prestigio de John Herschel (con quien estuvo diez años en la Ciudad del Cabo), John Lee, naturalistas como Forbes, etc. Los diez años que estuvo en Sudáfrica le habían proporcionado la idea de que las observaciones astronómicas se realizaban mejor en lo alto de las montañas que en la ennegrecida atmósfera de Edimburgo, en cuyo Observatorio trabajaba. Firmemente convencido de esa objeción, cree que el Teide era la montaña perfecta. En 1852 comienza a planear su viaje, pero los elevados costos le obligan a recabar el apoyo de las sociedades científicas de Inglaterra y Escocia. Para conseguirlo moviliza a amistades y redacta informes sobre la viabilidad de su proyecto. Pero, para fortuna del astrónomo, su amigo Robert Stephenson* le ofrece su yate Titania, con la tripulación de 16 hombres.
Superados los obstáculos, inmediatamente recoge lo necesario (telescopio, termómetro, barómetro, cámara fotográfica, etc.) y parte de Southampton el 24 de junio de 1856. Llegó a Tenerife el 8 de julio para desembarcar en el Puerto de la Cruz, en cuyo muelle ancló el Titania. El vicecónsul del lugar, le proporciona caballo y mulas y comienza su subida a Las Cañadas. Elige en un principio el Guajara para sus observaciones, donde estuvo desde el 14 de julio hasta el 19 de agosto. Sin embargo, en ese punto no le permitió usar todos los instrumentos, por lo que decide trasladase a Alta Vista en el Teide. Ahí manda a construir un pequeño refugio que consistía en cuatro compartimentos de unos muros de piedras, de dos metros de altura aproximadamente, en cuyo interior instalaron los instrumentos y las casetas de campañas. 15 días duraron sus observaciones astronómicas en el lugar. Entre éstas destacan particularmente el cálculo de la cantidad de las radiaciones termales de la Luna, las medidas de las separaciones de las estrellas dobles y sus colores, el avance en el estudio de Júpiter, etc. Descendió el 19 de septiembre para partir hacia Inglaterra el 26 del mismo mes.
STEPHENSON, Robert (1803-1859).
Industrial e ingeniero civil responsable de la construcción de algunos puentes y muchas vías férreas en Inglaterra en los comienzos del desarrollo del ferrocarril. Con la esperanza de mejorar su tuberculosis, en 1824 se traslada a Colombia como supervisor de la explotación familiar de unas minas de oro y plata. A los tres años regresa a Inglaterra, pero los médicos le recomiendan el viaje a zonas cálidos como única forma de mejorar su precaria salud. Siguiendo sus consejos se dedica a viajar en su yate Titania cada vez que puede. La búsqueda de tales lugares le conduce a Canarias. Visitó las islas en el otoño de 1855. En esa ocasión, invitó a Charles Piazzi Smyth*, con quién le unía una gran amistad, que viajara con él, pero las circunstancias le impidieron al astrónomo trasladarse. Precisamente, cuando Piazzi Smyth estaba buscando el apoyo de las instituciones científicas británicas para realizar su proyecto de investigación en el Teide, Stephenson envió en 1852 al Observatorio de Edimburgo un escrito en su apoyo, alegando, por sus propias experiencias en las cordilleras de Colombia, que las observaciones astronómicas a altas altitudes se hacían con mucho mayor precisión. Para hacer justicia a esa creencia, Stephenson le ofrece en 1856 a Piazzi Smyth su propio yate, el Titania, con la toda la tripulación de 16 hombres, para que se trasladara a Tenerife.
Fue miembro del parlamento y recibió muchas distinciones. Pero la tuberculosis acabó con su vida una mañana del 12 de octubre de 1859. Fue enterrado en la abadía de Westminster.
STONE, Olivia.
Al igual que muchos otros viajeros del siglo XIX, ignoramos datos de la vida de esta viajera. Solamente sabemos que era londinense y que estaba casada con el prestigioso abogado John Harris Stone. En 1880 el matrimonio Stone se traslada a Noruega, lugar de vacaciones de las clases altas inglesas, y escribe Norway in June… Accompanied by a Sketch Map, A Table of Expenses, And A list of Articles Indispensible to the Traveller In Norway. La obra, de 448 páginas, fue publicada en 1882 por la editorial Marcus Ward & Co. También con su esposo visitó el Archipiélago entre los años 1883-84. Permaneció en las islas alrededor de seis meses. Fue la única viajera victoriana que las recorrió todas. Su obra Teneriffe and its six satellites, editado por primera vez en 1887 en Londres, constituye el mejor retrato de la sociedad isleña de fines del siglo pasado. Como solía suceder con todos los libros sobre el desplazamiento de los británicos al extranjero, tuvo muy buena acogida. Los comentarios elogiosos del Morning Advertiser, el Observer, Spectator, Graphic, Saturday Review, etc., así lo testifican. La prensa local también celebra su aparición.
Olivia y John Harris Stone, salieron de la estación de Waterloo el 27 de agosto de 1883 con destino a Canarias a través de Francia para tomar el barco Panamá en Le Havre. Desembarcaron en el puerto de Santa Cruz el 5 de septiembre y pernoctaron en el Hotel Camacho en la calle de La Marina. Tenerife fue el primer punto de destino. Vivieron en la isla, concretamente en el Hotel Turnbull del Puerto de la Cruz (desde donde se desplazaron a La Palma, Gomera y Hierro), hasta los primeros días de noviembre, y desde Tenerife se dirigieron a Gran Canaria para seguir su periplo a Fuerteventura y Lanzarote. El viaje de los Stone es el recorrido más completo llevado a término de cuantos viajeros visitaron las islas en el siglo XIX. No solamente se limitarían a visitar los pueblos más importantes de las Canarias sino que se adentraron hacia su interior. Conscientes de los obstáculos con los que se iban a encontrar a la hora de marchar hacia ese interior de la geografía insular, se dotaron de una caseta de campaña para poder pernoctar. Abandonaron Santa Cruz de nuevo el domingo 17 de febrero de 1884 ésta vez para regresar a su tierra natal.
A pesar de sus errores (toponimia, lugares, sucesos, etc) Tenerife and its Six Satellites es el mejor retrato histórico de Canarias, por aquellos momentos inmersas en la crisis económica provocada por la cochinilla. A la vez es una inagotable fuente de información etnográfica. Junto a los temas comunes de todos los viajeros (el estado de las fondas, las comidas, los carruajes, etc.), Olivia Stone es de las pocas que se preocupa por los asuntos públicos insulares, el clima de corruptela reinante en la isla, el atraso y la falta de educación, la decadencia del sistema impositivo, la rivalidad interinsular, etc. John Harris Stone, aún encontrándose en las islas, envía desde Gran Canaria una carta al editor del Times denunciando el abandono del patrimonio arqueológico en las islas, especialmente las necrópolis de Agaete y La Isleta. Por otro, sin embargo, su anti-españolismo les impulsa a escribir, cuando ya se encontraban en Inglaterra, contra el patrimonio escultórica que representan escenas que no son de su agrado, como el monumento de la Virgen en la plaza de La Candelaria en Santa Cruz. No obstante, en un artículo que publica ella y su esposo en el Pall Mall Gazette del 10 de octubre de 1884, se alegran y ven como buena señal el interés que el alcalde ha mostrado por la recuperación de los yacimientos arqueológicos. Pero, a pesar de esa observación crítica de la realidad isleña, Olivia Stone es una viajera victoriana, que como todas, se fascinaron por las islas. La luz del cielo le seduce, la naturaleza isleña le produce deleite y la belleza del Teide es como una imagen fotográfica que llevará impresa en su mente a lo largo de su vida.
STRETTELL, George W.
A pesar de las pocas noticias que se tiene de este viajero, fue un británico que destacó en Tenerife. Después de recorrer muchos lugares para la convalecencia de la tuberculosis de su esposa, viaja a Tenerife, donde alquila una casa en San Antonio (Puerto de la Cruz) desde noviembre de 1888 hasta mayo de 1890. Regresa a Inglaterra para leer una ponencia sobre los beneficios terapéuticos del clima de la isla en un congreso de medicina celebrado en Villa Richmond (Brighton) en agosto de 1890, a la vez que la editorial Fisher Unwin de Londres publica Tenerife, personal experiences of the island as a health resort. A su regreso, la recuperación de su esposa le anima a permanecer en Tenerife por el resto de su vida. Murió en el Puerto de la Cruz el 17 de junio de 1898 y se encuentra enterrado en el cementerio británico del lugar. El libro es una seria reflexión sobre las condiciones que ofrece Tenerife dirigida a los que quieran trasladarse a ella para la convalecencia de sus enfermedades. El texto de Strettell trata de la falsa imagen que se ha creado de la isla por la cantidad de errores en los libros y panfletos escritos, los problemas cotidianos con los que se enfrentan los residentes, consejos prácticos para superarlos, descripciones de los diferentes tipos de hoteles, calidad de los alimentos, etc. En este sentido, la obra es una guía, pues trata una serie de datos y observaciones destinadas a orientar al «turista» enfermo.
STUART, John Patrick Chrichton (1847-1900).
Este noble escocés (era Conde de Windsor y tras la muerte de su padre en 1848 adquirió el título de tercer marqués de Bute) viajó acompañado mucho de su madre, probablemente por problemas de salud, hasta la muerte de ella en 1859. A partir de entonces se traslada a Inglaterra para entrar en el colegio de Harrow. En Inglaterra abandona la religión presbiteriana y se convierte al catolicismo. Hombre profundamente religioso que mostró un gran interés por los estudios de la historia, arqueología y lingüística. En estrecha colaboración con Birch* prepara su viaje a Tenerife para trabajar sobre la lengua aborigen. Se traslada a la isla el invierno de 1891 donde pernoctó en la suite del hotel Camacho de Santa Cruz. Aquí entabla amistad con el médico Jorge Víctor Pérez Ventoso, el párroco de la Iglesia de la Concepción de La Laguna Claudio Marrero y Manuel de Ossuna Van den Heede. Su investigación sobre la lengua aborigen la lee a su regreso en la Anthropological Seccion of the British Associetion bajo el título On the Ancient Language of the Natives of Tenerife. Las conclusiones de Bute son importantes en tanto en cuanto señaló que cada isla tiene su peculiar dialecto de una lengua madre y que los guanches tenían su peculiar lengua bastante diferente al resto de los canarios.
THOMSON, sir Charles Wyville (1830-1882).
Naturalista escocés y a partir de 1870 profesor de historia natural de la Universidad de Edimburgo. Fue uno de los primeros biólogos marinos que describieron la vida en las profundidades de los océanos. Junto con Meseley* y Murray* visitó la isla en febrero de 1873 como consecuencia de la expedición del Challenger.
THURSTAN, E. Paget.
Este médico miembro de la Royal College of Surgeons de Edimburgo, especialista en asma bronquial, y miembro de la Royal Meteorological Society, vino a Canarias por primera vez en octubre de 1888. En esa ocasión estuvo sólo diez días y escribe un interesante libro, The Canaries for Consumptives, publicado en Londres en abril de 1889. En él no solamente trata cuestiones médicas de las islas (Tenerife y Gran Canaria), sino que también hace una descripción de la vida isleña, infraestructuras, hoteles, etc. A partir de entonces no deja de visitar Tenerife con asiduidad hasta el punto que se interesa por el negocio de los tomates. Una vez el Hotel Buenavista (hoy Hospital de la Inmaculada) en el Puerto de la Cruz es dejado por la Compañía Taoro en el año 1890 (el Taoro tenía tres hoteles anexos que eran el Buenavista, el Marquesa y Casa Zamora [Hotel Monopol]) contrata los servicios médico de Paget Thurstan para atender a los huéspedes invalids.
TRISTRAM, Canon H.B.
Ornitólogo del que carecemos de cualquier referencia biográfica. A pesar de esa ausencia de datos, fue un destacado miembro de la Royal Society de Londres. Viajó en varias ocasiones a las islas. La primera fue durante el invierno-primavera de 1888. En esta ocasión acompañó a su compatriota Meade-Waldo* a Tenerife, La Gomera, La Palma y Fuerteventura en su trabajo de investigación y catalogación de las aves de las islas. La otra visita la realiza en marzo de 1889 para dedicar un pormenorizado estudio sobre los pájaros de Gran Canaria, La Palma y Lanzarote.
TURNER, Joseph Mallord William (1775-1851).
Turner es una de las figuras más señaladas del arte británico contemporáneo que apenas necesita presentación como pintor. Fue un talento precoz. A los 14 años (1789) ingresó en la Royal Academy de Londres y a los 16 expuso por primera vez en ella. Viajó por toda Inglaterra tomando apuntes, haciendo dibujos, etc., hasta que en 1802 Turner hizo su primer viaje fuera de su país. Primero fueron Francia y Suiza. Pero en 1819 realizó su primera visita a Italia. A partir de entonces, la luz y claridad del sur italiano y del mediterráneo empiezan a tomar efectos mágicos sobre sus obras. Siguió haciendo viajes periódicos por el mediterráneo y sus islas, Córcega, Mallorca, Menorca, hasta 1845. Es precisamente ese año cuando realiza su último viaje, que abarcaría Madeira, Canarias, Gibraltar y Argelia. Sin embargo, Turner al parecer nunca pisó tierras isleñas. Se cree que realizó desde lejos un pequeño sketh de Santa Cruz de Tenerife. En 1987 se inauguró una nueva galería -la Clore Gallery- en la Tate de Londres para albergar el grueso de su obra.
VIZETELLY, Henry (1820-1894).
Procedía de una familia con larga tradición en el periodismo. Pero Vizetelly destacó como un pionero de la prensa ilustrada. Había trabajado para The Illustrated London News hasta que decide fundar en 1855 el periódico The Illustrated Times, contratando entre otros ilustradores a Gustave Doré. Sin embargo, años después, en 1865, vende sus acciones y marcha a París como corresponsal del Illustrated London News. Su afición a los vinos lo acreditó como uno de los mejores enólogos de Inglaterra. Mientras se encontraba en Madeira, enviado por el Pall Mall Gazette en 1877, para hacer un estudio sobre sus vinos, decidió, acompañado de su hijo Ernest Alfred, visitar Tenerife. Vizetelly disertó sobre el Canary Sack y el Malmsey. Hizo una relación de los vinos que por entonces se cosechaban en la isla y degustó malvasías añejos en las bodegas de los Hamilton y Davidson en Santa Cruz. También hizo un relato minucioso del proceso de la cría y recolección de la cochinilla.
Sus dominios del francés y del ruso le animaron a traducir al inglés a Flaubert, Droz, Daudet, Gogol, Dostoievski, Tolstoi y otros escritores. Sin embargo, la traducción en 1884 de «Nana» y al año siguiente «Germinal» de Emilio Zola le costó una multa y la cárcel al ser acusado de obsceno.
WARD, Osbert. (1856-1949).
Osbert Ward vino a Tenerife a finales de siglo como muchos británicos por problemas de salud, había estado por las Rivieras italianas y francesas probando fortuna para su convalecencia. La mejora de su enfermedad y los encantos de las islas le sedujo hasta el punto que se quedó por el resto de su vida en el Puerto de la Cruz. Pero a diferencia de sus compatriotas, escribió un libro, The Vale of Orotava, en el año 1902 y editado en Londres en 1903 que constituye un valioso documento de la vida de la comunidad británica en la comarca, además de ser una detallada guía turística. Murió el 23 de julio de 1949 cuando rondaba los 93 años y se encuentra enterrado en el cementerio británico del lugar. Según los que lo recuerdan, era un hombre reservado, serio, muy distante y frío. Nada amable.
WARRY, Arthur J.
Médico victoriano, miembro de la Royal College of Sargeons y de la Royal College of Physician de Londres. Era además especialista en enfermedades de pecho del Hospital for Diseases of Chest de la capital inglesa y de la Royal Hospital de la City of London, también para el tratamiento de enfermedades pulmonares. Llegó a Canarias (Tenerife) en los primeros años de la década de los noventa. Se desconoce cualquier dato sobre su vida. A través de sus páginas, Warry exalta a La Laguna como residencia ideal de verano para la convalecencia de la tuberculosis. Los mayores elogios que recibió la ciudad del Adelantado se los dedicó Arthur Warry. Por su parte, Güímar poseía el mejor clima para el tratamiento de las enfermedades pulmonares en invierno por su aire seco y enclave más soleado de Tenerife. El Hotel Buen Retiro del lugar, con capacidad para acomodar de dieciocho a veinte huéspedes, y el Aguere en La Laguna contaron con sus servicios médicos desde diciembre a mayo.
WEBB, Philip Barker (1793-1854).
Webb se educó en Harrow y Oxford (Christ Church). En Oxford, William Buckland le despertó el interés por la geología y en 1815 se licenció en botánica. Pero por encima de todo, a Webb le encantaba viajar. En Oxford él había estudiado italiano y español y tras la muerte de su padre hereda una buena fortuna, lo que le anima a realizar una visita a Europa (Austria, Suecia, Italia, etc.) y posteriormente a España. En Viena conoce al geólogo y botánico Chevalier Parolini, con quien se traslada en 1818 a Grecia y el Adriático. Después de regresar a Inglaterra, permanece en su casa de Milford, hasta que en 1825 visita al entomólogo Léon Dufour en Saint Sever y recorre el sur de Francia, el levante y sur de España. En tierras andaluzas fue ayudado desinteresadamente por botánicos españoles, pero la opinión que sacó Webb de la botánica española del momento (1827) no fue muy favorable. De Gibraltar viaja a Tánger, Tetuán, Lisboa, Madeira, para definitivamente trasladarse en septiembre de 1828 a Tenerife, con la intención de seguir rumbo a Brasil. Pero en la isla se encuentra con Sabin Berthelot, que llevaba en ella desde 1820 y Webb permanece casi dos años aquí. Trabajó junto a Sabin Berthelot desde septiembre de 1828 hasta abril de 1830. Recorrieron Tenerife y visitaron Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y La Palma. Estudiaron y coleccionaron plantas, pájaros, pescados, conchas, insectos, además de realizar observaciones termométricas, análisis de las aguas, etc. En abril de 1830, Webb y Berthelot embarcaron para Francia por Argelia y Niza, llegando a París en junio de 1833. Comienzan a trabajar sobre el material recogido en las islas. Producto de su trabajo fue la Histoire Naturelle de les Îles Canaries. El primero de los 9 volúmenes salió a la luz en 1836 y el último en 1850. La aparición de la obra fue saludada como uno de los acontecimientos culturales más importantes en París y en el resto de capitales europeas. Webb estuvo esos 14 años que duró la preparación de la obra residiendo en París y Milford. Él se encargaría de redactar la parte correspondiente a la geología y botánica, además de la descripción de los mamíferos; Berthelot se encargó de redactar la correspondiente a la geografía física y humana, etnografía y la historia de la conquista. Contribuyeron con ellos, Alcide d’Orbigny, que se encargó de los moluscos; Brullé, Lucas y Macquart de los insectos; Paul Gervais de los reptiles; Monquin-Tandon de los pájaros y Valenciennes de los peces.
Hacia el verano de 1850 visita España de nuevo y se dirige a Madrid para saludar a su amigo Graëls. Recibió la Orden de Carlos III por la reina Isabel y fue elegido miembro de la Academia de Ciencias de Madrid, junto con Leverier. De nuevo en Inglaterra dedica un año a terminar la catalogación de la flora de Canarias, que aún no había terminado. El total de especies que había enumerado con Berthelot fue de 1000. Producto de ese trabajo es su Canarian Phytographia, una obra de botánica de obligada consulta para los estudiosos posteriores a él (Bunbury,* Hooker,* Christ, Bolle, etc.). Además de estos trabajos ya mencionados, Webb fue autor de muchos trabajos sobre la historia natural.
WELLS, sir Thomas Spencer (1818-1897).
Este médico de origen aristocrático, fue un prestigioso cirujano miembro de la Royal College of Surgeons de Inglaterra, a quien le encantaba las ciencias naturales. Estuvo 6 años en la Royal Navy destinado en Malta. A partir de 1854 funda la revista Medical Times and Gazette e ingresa en la Universidad de Londres donde tiene como alumno a Ernest Hart*. En abril del año 1887 los dos visitan el Sanatorium (Hotel Martiánez) del Puerto de la Cruz. Ambos recibieron el 11 de abril de ese año, en medio de una pequeña recepción en el salón del hotel, el Diploma de Miembros Honorarios por parte de la Sociedad Médico Quirúrgica de Tenerife. Wells conoció al médico Tomás Zerolo, quien le invita a presenciar una operación en el Hospital de la Caridad de La Orotava. Publicó gran cantidad de trabajos y fue un ardiente defensor de Tenerife como health resort ideal para la convalecencia de algunas enfermedades.
WHITFORD, John (1829-1895).
El galés John Whitford fue uno de los viajeros más singulares que visitaron las islas. Era un comerciante de la costa occidental de África, soltero y sin educación superior, pero, como tantos otros viajeros victorianos, no se resistió a escribir sus experiencias. En 1840 viajó a América donde pasó tres años en Sierra Nevada en las minas de oro y que como muchos fracasaron en su intento de hacerse millonario. Lo intentó también en el continente negro. En 1860 se asocia con la West African Company y combina la actividad comercial con la exploración, las lecturas y la instrucción. En 1873 se hace miembro de la Royal Geographical Society de Londres. Por sus frecuentes viajes que realizó por estas latitudes africanas, desde 1853 ya estaba realizando actividades mercantiles con la costa, fue uno de los británicos que mejor conocía las islas. Su libro The Canary Islands editado en Londres en 1890 es paradigmático en ese sentido. Las visitó todas y a lo largo de su relato hace un descripción perfecta de cada una de ellas. Murió en Buenos Aires en 1895, a la edad de 65 años.
WILDE, sir William Robert Wills (1815-1876).
William Robert Wilde, padre del escritor Oscar Wilde, era el menor de los tres hijos del médico Thomas Wilde. Sus dos hermanos fueron sacerdotes de la Iglesia de Irlanda, mientras él fue el único que tuvo la misma profesión que su padre. Aparte de médico, Wilde fue anticuario, de sentimientos nacionalistas y un hombre que cultivó la escritura. Después de obtener el diploma de oftalmología y otorrinolaringología en septiembre de 1837, sus amigos Henry Marsh y el doctor Graves le nombraron asistente médico de un señor invalids, Robert Meiklam, para acompañarlo en un viaje a bordo de su yate particular The Crusader. William Wilde acepta la sugerencia y se propone estudiar el clima de los lugares a visitar. Se embarcaron el 24 de septiembre de ese año y durante nueve meses que duró la travesía visitaron La Coruña, Lisboa, Madeira, Tenerife, Gibraltar, Argelia, Sicilia, Egipto, Siria, Palestina, Jerusalén y otros lugares de Asia Menor. Producto de ese viaje fue la publicación en 1840 del libro titulado Madeira, Tenerife and along the Shores of Mediterranean. Sus impresiones de Tenerife, aunque trata fundamentalmente temas conectados con su profesión médica, contiene mucha información valiosa sobre el estado social de la isla.
Fundó el St. Mark’s Ophtalmic Hospital de Dublín y la revista Dublin Quarterly Journal of Medical Science. Aparte de su devoción a la ciencia médica, escribió libros sobre arqueología y antropología. De sus pacientes campesinos, en lugar de honorarios, a menudo procuraba información sobre las leyendas, supersticiones, costumbres irlandesas, etc. Pero William Wilde tenía fama de ser presumido y mujeriego (tuvo 3 hijos ilegítimos). La afición a las mujeres le costó un proceso con una joven paciente de 18 años, Mary Travers que lo acusó de violación. El juicio lo dejó destrozado, pues las acusaciones eran falsas. Lancet, periódico de la Asociación Médica Británica, lo defendió en Inglaterra, y luego el Saunder’s New Letter de Dublín también intervino enérgicamente a su favor.
Sir William Robert Wills Wilde fue una de las figuras médicas de la primera mitad del siglo que nos visitaron. Tanto él como los eminentes doctores sir James Clark* y William White Cooper* resaltaron en sus respectivos escritos la benignidad del clima y las condiciones óptimas de Santa Cruz y el Puerto de la Cruz (junto con Madeira) para ser los nuevos health resorts del Sur.
WILLIAMS, Alfred.
Se desconoce datos biográficos sobre este británico. Pertenece a esa clase peculiar de viajeros muy abundantes por las tierras isleñas a lo largo del siglo XIX. Lo poco que podemos decir de él es que era miembro de la Royal Geographical Society y que solamente visitó Lanzarote en el otoño de 1880. Producto de esa estancia elaboró un estudio interesante sobre las condiciones físicas de la isla.
WILLIAMS, J.J.
Williams fue el viajero británico más singular de cuantos nos visitaron. No hemos podido encontrar datos sobre él, de quien dudo incluso de su nombre. Parece que estuvo en Tenerife entre los años 1832 y 1835 y que vivió en la calle de La Hoya del Puerto de la Cruz. Lo que no significa que fue la única isla que visitó, pues entre sus dibujos aparecen El Hierro, La Gomera, Gran Canaria y La Palma. Sin embargo, a pesar del oscurantismo que envuelve su vida, para Canarias tiene una importancia enorme, pues las obras de Williams son las primeras vistas reales de la naturaleza isleña. Parece que su objetivo era reproducir fielmente los rasgos del paisaje. En ese sentido, fue el pintor que mejor representó el paisaje natural, rural y urbano de las islas. Sus grabados paisajísticos, a veces a lápiz y otras con carboncillo, constituyen un retrato fiel de la belleza natural y rural existente en las Canarias de la primera mitad del siglo XIX. Con un estilo muy personal, sin contrastes violentos, supo armonizar las inmediaciones del paisaje isleño con la vida cotidiana, los campesinos y pescadores en sus faenas. La figuras no son menos importantes para el encanto de los grabados de Williams. Sus modelos fueron miembros de las clases bajas (el monje, el carbonero, el campesino danzando, etc.). Fueron muchos los pueblos y rincones de las islas que inmortalizó, destacando los restos del milenario Drago de Franchi de La Orotava, al que todos los viajeros, desde Humboldt y los más románticos, se dirigieron a contemplarlo, hasta que el huracán del 7 de marzo de 1867 causó su total desaparición.
WOLLASTON, Thomas Vernon (1822-1878).
Entomólogo miembro de la Linnean Society de Londres y de la Philosophical Society de Cambridge, ciudad donde realiza sus estudios universitarios. Su tuberculosis le obliga a trasladarse a Madeira en 1847. Trabaja sobre los insectos de la isla portuguesa en colaboración con John Gray* y Lowe*. Fue amigo de Carles Lyell* y de Darwin*, quien conocía perfectamente el trabajo de Wollaston On the variation of Species publicado en 1856, tres años antes de la publicación del «Origen de las especies». Su infatigable trabajo de campo realizado en Madeira, Las Salvajes y Canarias junto con Lowe le permitió reunir 1.449 insectos.